lunes, 10 de febrero de 2020

Entendiendo la Unción - Clase 6 - La Unción Para Predicar y Enseñar


Clase 6
La Unción Para Predicar y Enseñar

A veces la gente me ha preguntado cual es la diferencia entre predicar y enseñar; y es que por lo general cuando un ministro sale adelante para compartir la gente dice: “Está predicando”; o al final se acercan al ministro y le dicen: “Que buena estuvo la prédica”; sin diferenciar si en realidad estuvo predicando o enseñando.

Pero la verdad es que si hay diferencia entre ambas; no son lo mismo, es el mismo Espíritu pero la unción es diferente.

Bajo mi ministerio he ministrado bajo la unción de predicar y enseñar, y les puedo asegurar que son dos cosas completamente distintas.

Jesucristo mismo bajo su ministerio terrenal utilizó ambas unciones según la necesidad y l propósito del Espíritu Santo.

Mateo 4:23
23 Y recorrió Jesús toda Galilea,  enseñando en las sinagogas de ellos,  y predicando el evangelio del reino,  y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

Mateo 9:35
35 Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas,  enseñando en las sinagogas de ellos,  y predicando el evangelio del reino,  y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

En estos versos vemos que Jesús predicaba, enseñaba y sanaba a los enfermos.

Veamos el ministerio de predicación de Jesucristo.

En Marcos 1:14  dice: “Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios.”

Juan el Bautista fue el precursor del ministerio de Jesucristo.

Juan 1:6-8
6 Hubo un hombre enviado de Dios,  el cual se llamaba Juan.
7 Este vino por testimonio,  para que diese testimonio de la luz,  a fin de que todos creyesen por él.
8 No era él la luz,  sino para que diese testimonio de la luz.

Juan, hablando de si mismo dijo lo siguiente:

Juan 1:17-27
15 Juan dio testimonio de él,  y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí,  es antes de mí;  porque era primero que yo.
16 Porque de su plenitud tomamos todos,  y gracia sobre gracia.
17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada,  pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
18 A Dios nadie le vio jamás;  el unigénito Hijo,  que está en el seno del Padre,  él le ha dado a conocer.
19 Este es el testimonio de Juan,  cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú,  quién eres?
20 Confesó,  y no negó,  sino confesó: Yo no soy el Cristo.
21 Y le preguntaron: ¿Qué pues?  ¿Eres tú Elías?  Dijo: No soy.  ¿Eres tú el profeta?  Y respondió: No.
22 Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?
23 Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.
24 Y los que habían sido enviados eran de los fariseos.
25 Y le preguntaron, y le dijeron: ¿Por qué,  pues,  bautizas,  si tú no eres el Cristo,  ni Elías,  ni el profeta?
26 Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; mas en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis.
27 Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado.

Juan estaba anunciando la venida del Mesías.

Veamos un poco más acerca del ministerio de Juan el Bautista:

Marcos 1:2-9
2 Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti.
3 Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; enderezad sus sendas.
4 Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados.
5 Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.
6 Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y comía langostas y miel silvestre.
7 Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado.
8 Yo a la verdad os he bautizado con agua;  pero él os bautizará con Espíritu Santo.
9 Aconteció en aquellos días,  que Jesús vino de Nazaret de Galilea,  y fue bautizado por Juan en el Jordán.

En este pasaje vemos más claramente el ministerio de Juan, él fue llamado para anunciar la venida de Jesús y llamar a la gente al arrepentimiento.

Esto es lo que es la predicación es un anuncio de algo, una proclamación. No es tanto una explicación sino un anuncio.

Strong traduce el término predicar de esta manera:

kerússo; de afinidad incierta; proclamar (como proclamador público), especialmente la verdad divina (el evangelio): predicar, pregonar, proclamar, publicar, heraldo, divulgar.

Vemos que la persona que predica es como un heraldo que está proclamando, pregonando, publicando o divulgando una verdad del Evangelio.

Eso era lo que hacía Juan cuando anunciaba como un heraldo la venida de Jesús.

El Diccionario de Historia del traductor Babylon que está en internet define heraldo de esta manera:

Definición de Heraldo (Diccionario de Historia)
Durante la Edad Media, oficial de un rey, príncipe o magnate que estaba encargado de llevar mensajes de una parte a otra y de pregonar y anunciar los acontecimientos públicos importantes, como por ejemplo la proclamación de los reyes.

Esto es lo que hace la unción para predicar, esta proclamando y anunciando las verdades del evangelio para que las personas puedan conocerlas.

Veamos la predicación en la vida de Jesús:

Marcos 1:14-15
14 Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios,
15 diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos,  y creed en el evangelio.

Vemos que la predicación de Jesús era un anuncio sencillo y claro: “Arrepiéntanse y crean el Evangelio.”

En Lucas 8:1 vemos a Jesús predicando el Evangelio: “Aconteció después,  que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas,  predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios,  y los doce con él.”

El predicar en si era un anuncio del evangelio.

En Marcos 16:15-16 vemos como Jesús enmarca la predicación dentro de la Gran Comisión: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado,  será salvo;  mas el que no creyere,  será condenado.”

El anuncio era muy sencillo: Prediquen el evangelio el que crea será salvo y el que no será condenado.

Podemos ver esto claro en el potente mensaje que dio Pedro en Pentecostés (Hechos 2:14-37), podemos ver como su mensaje fue directo llevando a la gente a una decisión; no era explicación sino un anuncio de la salvación que Jesucristo hizo por ellos.

Como decía al principio yo he experimentado tanto la unción para predicar como para enseñar en mi ministerio, y les puedo decir que ambas son diferentes y se sienten de manera diferente.

Como hemos dicho la unción para predicar anuncia pero como veremos más adelante la unción para enseñar explica.

A mí me gusta ir al cine; pero hace tiempo me di cuenta que el comercial de la película es diferente a la película en sí.

El comercial te llama a ver la película, y eso es lo que hace la predicación, nos llama a conocer lo que Cristo hizo por nosotros.

La predicación es el que, la enseñanza es el cómo.

La predicación es más alegre y vivaz; la enseñanza es más tranquila.

La predicación aviva a la gente, la enseñanza la edifica.

Son dos unciones diferentes pero el Espíritu es el mismo.

La unción para predicar levante, exhorta y motiva a la gente pero la unción para enseñar los hace pensar y reflexionar.

He visto a la gente mientras predico como es que se emocionan, gritan amenes y como que hay un avivamiento o fiesta espiritual; pero la enseñanza apaga un poco los amenes y mantiene a la gente tranquila, escuchando y reflexionando.

Otra cosa que he visto es que cuando el ministro está bajo la unción hay un elemento de inspiración, muchas veces fluyendo en el don de profecía para edificar, animar y exhortar a los creyentes (en especial en la unción de predicar); y de los dones de revelación para traer el mensaje a la gente con verdades frescas y nuevas (en especial en la unción para enseñar.

Innumerables veces me he preguntado ¿de dónde salió eso? Y muchas veces enseñanzas enteras han venido por inspiración.

Estaba hace pocos años enseñando en Chile acerca de sanidad divina cuando de pronto empezó a salir una nueva enseñanza acerca de cómo ministrar sanidad a otros; no era una “enseñanza nueva” pero era una revelación diferente que trajo más luz a los oyentes.

Hace pocos meses estaba invitado a predicar justo el día de San Valentín, y de pronto salieron estas palabras: “Estoy enamorado;” la gente se quedo callada, y empecé a predicar: “Estoy enamorado de Jesús.”

Fue una prédica por inspiración donde exaltaba la obra de Cristo en el creyente exhortando y animando a los creyentes en lo que son en Cristo.

Hablemos un poco de la unción para enseñar

Jesús tuvo un ministerio muy fuerte en cuanto la enseñanza, si vamos por los evangelios veremos que se pasó la mayor parte del tiempo enseñando.

En Lucas 4 vemos que desde el inicio de su ministerio terrenal Jesús empezó a empezar a enseñar:

Lucas 4:14-27
14 Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea,  y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor.
15 Y enseñaba en las sinagogas de ellos,  y era glorificado por todos.
16 Vino a Nazaret,  donde se había criado;  y en el día de reposo entró en la sinagoga,  conforme a su costumbre,  y se levantó a leer.
17 Y se le dio el libro del profeta Isaías;  y habiendo abierto el libro,  halló el lugar donde estaba escrito:
18 El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos;
19 A predicar el año agradable del Señor.
20 Y enrollando el libro,  lo dio al ministro,  y se sentó;  y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.
21 Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.
22 Y todos daban buen testimonio de él,  y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca,  y decían: ¿No es éste el hijo de José?
23 El les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico,  cúrate a ti mismo;  de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaum,  haz también aquí en tu tierra.
24 Y añadió: De cierto os digo,  que ningún profeta es acepto en su propia tierra.
25 Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías,  cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses,  y hubo una gran hambre en toda la tierra;
26 pero a ninguna de ellas fue enviado Elías,  sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón.
27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo;  pero ninguno de ellos fue limpiado,  sino Naamán el sirio.

Vemos aquí como Jesús enseñaba en las sinagogas, tomaba un pasaje de la Escritura y lo iba explicando.

Lucas 4:31-32
31 Descendió Jesús a Capernaum, ciudad de Galilea; y les enseñaba en los días de reposo.
32 Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad.

Aquí vemos la diferencia de Jesús con los otros maestros, él enseñaba con autoridad, es decir, él estaba enseñando bajo la unción.

En Marcos 1:22 volvemos a ver esto: “Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.”

Veamos el significado de estas dos palabras, enseñar y doctrina en strong:

Enseñar: didásko; forma prol. (caus.) de un verbo prim. dáo (aprender); enseñar (en la misma aplicación amplia): enseñar, instruir, aprender.

Doctrina: didajé; de didásko; instrucción (el acto o la material): doctrina, enseñanza, enseñar.

Entonces vemos que la doctrina es la enseñanza en sí y el enseñar es el acto de entregar esa doctrina a otros.

El hecho de enseñar bajo la unción era lo que le daba autoridad a la enseñanza.

En el camino a Emaús podemos ver está unción de enseñanza saliendo de Jesús hacia sus discípulos.

Lucas 24:25-32
25  Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos,  y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!
26  ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas,  y que entrara en su gloria?
27  Y comenzando desde Moisés,  y siguiendo por todos los profetas,  les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.
28  Llegaron a la aldea adónde iban,  y él hizo como que iba más lejos.
29  Mas ellos le obligaron a quedarse,  diciendo: Quédate con nosotros,  porque se hace tarde,  y el día ya ha declinado.  Entró,  pues,  a quedarse con ellos.
30  Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio.
31  Entonces les fueron abiertos los ojos,  y le reconocieron;  mas él se desapareció de su vista.
32  Y se decían el uno al otro:  ¿No ardía nuestro corazón en nosotros,  mientras nos hablaba en el camino,  y cuando nos abría las Escrituras?

Aquí vemos la unción del maestro, vemos como al explicar la Palabra trae luz al corazón de la gente.

Notemos que Jesús les explicó directamente de la Biblia y les abrió los ojos.

Eso es lo que hace la unción para enseñar, explica la Palabra, mientras que la unción para predicar la anuncia.

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