Clase 4
La Unción del
Espíritu Santo En el Creyente
Muchos
creyentes piensan que cuando reciben a Jesús, reciben toda la experiencia que
tendrán en su vida con el Espíritu Santo que tendrán en su vida. Nada más lejos
de la verdad.
Al
momento de recibir a Jesús recibimos al Espíritu Santo; que viene a ser las
arras de nuestra herencia; es decir la garantía que tenemos la vida eterna
Efesios 1:13-14 (RV60)
13 En
él también vosotros, habiendo oído la
palabra de verdad, el evangelio de
vuestra salvación, y habiendo creído en
él, fuisteis sellados con el Espíritu
Santo de la promesa,
14
que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión
adquirida, para alabanza de su gloria.
Efesios 1:14 (BL95)
14
Que es el anticipo de nuestra herencia. Por él va liberando al pueblo
que hizo suyo, para que al fin sea alabada su Gloria.
Efesios 1:14 (PDT)
14 El
Espíritu es como un adelanto o una garantía de que recibiremos lo que Dios
prometió. La promesa de Dios llegará cuando se complete nuestra liberación, y
así podremos alabar a Dios por su grandeza.
Efesios 1:14 (BLS)
14 Lo
recibieron como prueba de que Dios cumplirá su promesa cuando haya liberado
totalmente a los que formamos su pueblo. Por eso, alabamos la grandeza de Dios.
Estas
arras son un adelanto, anticipo y prueba que nos garantiza que recibiremos la
herencia que nos ha prometido.
Tener
el Espíritu Santo es lo que nos hace hijos de Dios.
Juan 4:13-14 (RV60)
13
Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed;
14
mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él
una fuente de agua que salte para vida eterna.
Juan 4:14 (Castillian)
14 En
cambio, nunca más tendrá sed aquel que beba del agua que yo ofrezco, porque el
agua que yo le daré se convertirá en su interior en una fuente inagotable de
vida eterna.
Juan 4:14 (DHH)
14
Pero el que beba del agua que yo le daré, nunca volverá a tener sed.
Porque el agua que yo le daré se convertirá en él en manantial de agua que
brotará dándole vida eterna.
La
primera obra del Espíritu Santo en el creyente es el nuevo nacimiento, el el
cual el Espíritu Santo viene a vivir en el interior del creyente.
Juan 14:15-17 (RV60)
15 Si
me amáis, guardad mis mandamientos.
16 Y
yo rogaré al Padre, y os dará otro
Consolador, para que esté con vosotros
para siempre:
17 el
Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le
conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en
vosotros.
Jesús
les dijo a sus discípulos que el Espíritu Santo moraba con ellos pero que muy
pronto iba a estar dentro de ellos.
Ezequiel 36:26-27 (RV60)
26 Os
daré corazón nuevo, y pondré espíritu
nuevo dentro de vosotros; y quitaré de
vuestra carne el corazón de piedra, y os
daré un corazón de carne.
27 Y
pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y
haré que andéis en mis estatutos, y
guardéis mis preceptos, y los pongáis
por obra.
Esta
es la promesa que Dios había hecho a través del profeta Ezequiel, que el
Espíritu Santo iba a vivir en los creyentes.
El
hombre estaba muerto espiritualmente debido al pecado, su corazón estaba muerto
y era como una piedra, pero Dios prometió un cambio el corazón del hombre iba a
ser renacido.
Esto
fue lo que Jesús le explicó a Nicodemo en Juan 3:
Juan 3:1-8 (RV60)
1
Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.
2
Este vino a Jesús de noche, y le
dijo: Rabí, sabemos que has venido de
Dios como maestro; porque nadie puede
hacer estas señales que tú haces, si no
está Dios con él.
3
Respondió Jesús y le dijo: De cierto,
de cierto te digo, que el que no
naciere de nuevo, no puede ver el reino
de Dios.
4
Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el
vientre de su madre, y nacer?
5
Respondió Jesús: De cierto, de
cierto te digo, que el que no naciere de
agua y del Espíritu, no puede entrar en
el reino de Dios.
6 Lo
que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu
es.
7 No
te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.
8 El
viento sopla de donde quiere, y oyes su
sonido; mas ni sabes de dónde
viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
Evidentemente
Nicodemo no entendió lo que le estaba diciendo Jesús. Pensaba que Jesús estaba
hablando de un nacimiento físico; pero Jesús le empieza a explicar que estaba
hablando del renacimiento del espíritu humano.
Jesús
le siguió explicando más del plan de salvación
Juan 3:9-15 (RV60)
9
Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto?
10
Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?
11 De
cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos;
y no recibís nuestro testimonio.
12 Si
os he dicho cosas terrenales, y no
creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las
celestiales?
13
Nadie subió al cielo, sino el que
descendió del cielo; el Hijo del
Hombre, que está en el cielo.
14 Y
como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea
levantado,
15
para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida
eterna.
Aquí
encontramos el plan de salvación; primero le dice que Él es el enviado, el Hijo
de Dios, que descendió del cielo para traer salvación a los hombres.
Luego
le dice que Él tenía que tomar la naturaleza pecaminosa y satánica del hombre a
fin de poder ser nuestro substituto y morir por nosotros en la cruz.
El
toma la figura de la serpiente de bronce que Moisés hizo en el desierto para
salvar al pueblo de Israel de la picadura de las serpientes.
Números 21:4-9 (NVI)
4 Los
israelitas salieron del monte Hor por la ruta del Mar Rojo, bordeando el
territorio de Edom. En el camino se
impacientaron
5 y
comenzaron a hablar contra Dios y contra Moisés: ¿Para qué nos trajeron ustedes
de Egipto a morir en este desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua! ¡Ya estamos
hartos de esta pésima comida!
6 Por
eso el Señor mandó contra ellos serpientes venenosas, para que los
mordieran, y muchos israelitas murieron.
7 El
pueblo se acercó entonces a Moisés, y le dijo: Hemos pecado al hablar contra el
Señor y contra ti. Ruégale al Señor que
nos quite esas serpientes. Moisés intercedió por el pueblo,
8 y
el Señor le dijo: Hazte una serpiente, y ponla en un asta. Todos los que sean
mordidos y la miren, vivirán.
9
Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso en un asta. Los que eran
mordidos, miraban a la serpiente de
bronce y vivían.
La
serpiente de bronce colgada de un hasta tiene varias simbologías: la serpiente
es un tipo de Satanás, el asta en que fue colgada significa la maldición y el
bronce nos habla de la naturaleza humana.
Gálatas 3:13 (Castillian)
13 Pero Cristo nos ha liberado de la
maldición de la ley mosaica, cargando sobre sí mismo, al morir en la cruz, la
maldición que a nosotros nos correspondía, porque dicen las Escrituras:
"Maldito el que muere colgado en un madero".
Gálatas 3:13 (JER)
13 Cristo nos rescató de la maldición de la
ley, haciéndose él mismo maldición por nosotros, pues dice la Escritura:
“Maldito todo el que está colgado de un madero.”
Jesús
en la cruz tomó nuestra naturaleza de pecado, que era la naturaleza del diablo
y se hizo maldición por nosotros para poder darnos vida.
2 Corintios 5:21(BL95)
21
Dios hizo cargar con nuestro pecado al que no cometió pecado, para que
así nosotros participáramos en él de la justicia y perfección de Dios.
2 Corintios 5:21(BLS)
21
Cristo nunca pecó. Pero Dios lo trató como si hubiera pecado, para
declararnos inocentes por medio de Cristo.
2 Corintios 5:21(Castillian)
21
Porque Dios tomó a Cristo, que de sí mismo no conocía el pecado, y le
hizo cargar con el nuestro como si fuera suyo; de esta forma, a nosotros,
libres ya de toda culpa, Dios nos declara justos.
2 Corintios 5:21(LXX)
21 Al
que no conocía pecado, por nosotros pecado hizo, para que nosotros nos
hiciésemos justicia de Dios en él.
2 Corintios 5:21(DHH)
21
Cristo no cometió pecado alguno; pero por causa nuestra, Dios lo hizo
pecado, para hacernos a nosotros justicia de Dios en Cristo.
Jesús
que nunca conoció ni cometió pecado, Dios hizo que por nosotros tome, cargue y
se haga pecado, para de esa manera nos declare inocentes y justos, para poder
participar de su justicia y perfección.
Eso
ocurrió cuando Jesús fue levantado en la cruz como la serpiente de bronce en el
asta; Él tomó nuestra naturaleza en si mismo y se hizo pecador para poder
declararnos justos delante de Dios.
Volvamos
a Ezequiel 36:
Ezequiel 36:26-27 (NBLH)
26
"Además, les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo
dentro de ustedes; quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un
corazón de carne.
27
"Pondré dentro de ustedes Mi espíritu y haré que anden en Mis
estatutos, y que cumplan cuidadosamente Mis ordenanzas.
En el
nuevo nacimiento, al recibir nuestra justificación, Dios coloca su Espíritu en
nosotros y recibimos un nuevo espíritu eso fue lo que sucedió con los
apóstoles:
Juan 20:19-22 (Castillian)
19 Aquel mismo día primero de la semana, al
caer la noche, se reunieron los discípulos. Tenían las puertas cerradas por
temor a los dirigentes judíos, pero de pronto se presentó Jesús en medio de
ellos y les dijo: ¡Paz a vosotros!
20
Después les mostró las manos y el costado, y los discípulos se llenaron
de alegría al ver al Señor. Él siguió diciéndoles:
21
Del mismo modo que el Padre me envió, también yo os envío a vosotros.
22 En seguida sopló sobre ellos y les dijo:
Recibid el Espíritu Santo.
En
ese momento los discípulos nacieron de nuevo. Cuando Jesús sopló sobre ellos y
les dijo “Recibid el Espíritu Santo”, ellos recibieron el Espíritu Santo.
En
ese momento ellos nacieron de nuevo.
En la
segunda obra el Espíritu Santo hace que de nuestro interior corran ríos de agua
viva, es decir ya esta dentro.
Esta
obra iba a ocurrir después que Jesucristo fuese glorificado, es decir, muerto
resucitado, ascendido al cielo y sentado a la diestra de Dios.
Pedro
lo explicó de esta manera:
Hechos 2:33 (RV60)
33
Así que, exaltado por la diestra
de Dios, y habiendo recibido del Padre
la promesa del Espíritu Santo, ha
derramado esto que vosotros veis y oís.
Hechos 2:33 (PDT)
33
Jesús fue llevado al cielo y ahora está a la derecha de Dios. El Padre,
según su promesa, le dio el Espíritu Santo. Jesús lo ha derramado sobre
nosotros; eso es lo que ustedes ven y oyen ahora.
Jesús
ya fue llevado al cielo y sentado a la diestra de Dios, por eso el Padre le dio
el Espíritu Santo según su promesa y Él lo derramó sobre los creyentes.
Vayamos
a Juan 7:38:
Juan7:38 (BLS)
38
Ríos de agua viva brotarán del corazón de los que creen en mí. Así lo
dice la Biblia.
Juan7:38 (NBLH)
38 El
que cree en Mí, como ha dicho la Escritura: De lo más profundo de su ser
brotarán ríos de agua viva.
Juan7:38 (LXX)
38 El
que cree en mí, según dijo la Escritura; ríos de su vientre fluirán de agua
viva.
Juan7:38 (LXX)
38
Las Escrituras dicen que del interior del que cree en mí saldrán ríos de
agua viva.
Vemos
que del corazón, interior, vientre, de lo más profundo del ser de los creyentes
iban a correr, brotar, salir y fluir ríos de agua viva.
En
Lucas 24:49 vemos para qué son esos ríos de agua viva que iban a correr de los
creyentes:
Lucas 24:49 (RV60)
49 He
aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre
sobre vosotros; pero quedaos vosotros en
la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis
investidos de poder desde lo alto.
Lucas 24:49 (NVI)
49
Ahora voy a enviarles lo que ha prometido mi Padre; pero ustedes quédense en la ciudad hasta que
sean revestidos del poder de lo alto.
Lucas 24:49 (Scio)
49 Y
yo envío al prometido de mi Padre sobre vosotros. Mas vosotros permaneced aquí
en la ciudad, hasta que seais vestidos de la virtud de lo alto".
Estamos
viendo que la promesa del Padre es el Bautismo con el Espíritu Santo,
En
este pasaje nos dice que ellos iban a ser investidos, vestidos y revestidos del
poder y la virtud que vendría de lo alto.
Veamos
primero la palabra que define poder y virtud
δύναμις dúnamis; de G1410; fuerza (lit. o
fig.); espec. poder milagroso (por lo general por impl. un milagro en sí
mismo):-eficacia, fuerza, impetuoso, maravilla, milagro, capacidad, dar, poder,
poderosamente, potencia, potestad.
Esta
palabra dunamis nos habla de tener capacidad para poder para hacer milagros.
Veamos
la palabra para investidos, vestidos y revestidos:
νδύω endúo; de G1722 y G1416 (en el sentido
de hundir en un vestido); investir con ropa (lit. o fig.):-poner, revestir,
vestir, investir.
Me
parece que cuando habla de hundirse en un vestido, es como ponerse un vestido
más grande que uno, de manera que se es cubierto completamente.
Luego
vemos que este poder nos habla de una obra exterior, que nos cubre.
Antiguamente
se decía que ciertos ministros tenían “mantos” que los cubrían, hablando de la
unción específica que tenían para realizar el ministerio que Dios les había
encomendado, recordando el manto de Elías que cayó sobre Eliseo para ser su
sucesor en el ministerio.
Eso
es lo que ocurre cuando recibimos el bautismo con el Espíritu Santo, el poder
milagroso de Dios nos cubre como un manto que nos rodea completamente.
Los 4
evangelios relatan como Jesús recibió el bautismo con el Espíritu:
Mateo 3:13-17 (RV60)
13
Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él.
14
Mas Juan se le oponía, diciendo:
Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú
vienes a mí?
15
Pero Jesús le respondió: Deja ahora,
porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó.
16 Y
Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como
paloma, y venía sobre él.
17 Y
hubo una voz de los cielos, que decía:
Este es mi Hijo amado, en quien tengo
complacencia.
Este
relato lo encontramos en: Marcos 1:9-11, Lucas 3:21-22 y Juan 1:32-33.
En
Lucas 4 podemos ver como Jesús recibió este poder dunamis luego que fue
bautizado por Juan en el Jordán.
Lucas 4:14 (RV60)
14 Y
Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de
alrededor.
Aquí
la palabra poder es dunamis; veamos en que consistía este dunamis:
Lucas 4:16-21 (RV60)
16
Vino a Nazaret, donde se había
criado; y en el día de reposo entró en
la sinagoga, conforme a su
costumbre, y se levantó a leer.
17 Y
se le dio el libro del profeta Isaías; y
habiendo abierto el libro, halló el
lugar donde estaba escrito:
18
Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar
buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de
corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en
libertad a los oprimidos;
19 A
predicar el año agradable del Señor.
20 Y
enrollando el libro, lo dio al
ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban
fijos en él.
21 Y
comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.
En el
verso 18 vemos que el Espíritu Santo estaba sobre Él para ungirlo para que
realice el ministerio que Dios le había encomendado.
Otra
cosa que vemos es que Jesús no hizo ningún milagro hasta ser Bautizado con él
Espíritu Santo. Jesús fue vestido con el manto de poder luego de recibir el
Espíritu Santo; nosotros también seremos vestidos con ese manto de poder luego
de recibir el Espíritu Santo.
Ese
es el mismo poder que viene sobre nosotros cuando recibimos el Bautismo con el
Espíritu Santo
Hechos 1:8 (RV60)
8
Pero recibiréis poder, cuando
haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo,
y me seréis testigos en Jerusalén,
en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
Hechos 1:8 (Castillian)
8 Sin embargo, cuando el Espíritu Santo
venga sobre vosotros, recibiréis la fuerza necesaria para ser mis testigos en
todas partes: en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta el último rincón
de la tierra.
Hechos 1:8 (EUNSA)
8
Sino que recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que descenderá sobre
vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta
los confines de la tierra.
Cuando
recibimos el Espíritu Santo recibimos el poder milagroso de Dios sobre
nosotros, el dunamis, para ser testigos.
Notemos
que no dice dentro sino sobre, no es algo interior sino algo exterior.
En
Hechos 2 podemos ver como los discípulos recibieron el bautismo con el
Espíritu:
Hechos 2:1-4 (RV60)
1
Cuando llegó el día de Pentecostés,
estaban todos unánimes juntos.
2 Y
de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que
soplaba, el cual llenó toda la casa
donde estaban sentados;
3 y
se les aparecieron lenguas repartidas,
como de fuego, asentándose sobre
cada uno de ellos.
4 Y
fueron todos llenos del Espíritu Santo,
y comenzaron a hablar en otras lenguas,
según el Espíritu les daba que hablasen.
Mientras
ellos oraban en el Aposento Alto el Espíritu Santo se asentó sobre ellos, y
todos fueron llenos (o bautizados) con el Espíritu Santo.
Como
dijo Pedro más adelante eso fue lo que profetizó el profeta Joel.
Hechos 2:14-18 (RV60)
14
Entonces Pedro, poniéndose en pie
con los once, alzó la voz y les habló
diciendo: Varones judíos, y todos los
que habitáis en Jerusalén, esto os sea
notorio, y oíd mis palabras.
15
Porque éstos no están ebrios,
como vosotros suponéis, puesto
que es la hora tercera del día.
16
Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:
17 Y
en los postreros días, dice Dios,
derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas
profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán
sueños;
18 Y
de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de
mi Espíritu, y profetizarán.
Esta
profecía se encuentra en Joel 2:28-32:
Joel 2:28-32 (RV60)
28 Y
después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras
hijas; vuestros ancianos soñarán
sueños, y vuestros jóvenes verán
visiones.
29 Y
también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos
días.
30 Y
daré prodigios en el cielo y en la tierra,
sangre, y fuego, y columnas de humo.
31 El
sol se convertirá en tinieblas, y la
luna en sangre, antes que venga el día
grande y espantoso de Jehová.
32 Y
todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén
habrá salvación, como ha dicho
Jehová, y entre el remanente al cual él
habrá llamado.
Joel
estaba profetizando que habría un gran mover de Dios en los últimos tiempos;
que el Espíritu Santo y como consecuencia de eso habría un gran mover de
salvación.
Eso
es lo que estaba ocurriendo, el poder de Dios para testificar estaba siendo
derramado y ese día se convirtieron tres mil personas.
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