miércoles, 8 de octubre de 2014

Claves Para Recibir Respuesta A Tus Oraciones

Claves Para Recibir Respuesta A Tus Oraciones

En esta enseñanza vamos a tratar los aspectos fundamentales de la oración que obtiene resultados. El seguir estos pasos te serán de gran ayuda para recibir la respuesta que buscas.


Primer Paso
Decide lo que Quieres Recibir

Santiago 1:6-8
6 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. 
7 No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. 
8 El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.

Una persona que no sabe lo que quiere nunca recibirá nada de Dios.

La palabra que se usa para dudar es diakrino, que significa: “separar entre dos” u “oscilar”.

Cuando era niño, mis abuelos tenían un reloj de péndulo en la sala de su casa; yo veía que marcaba el tiempo yendo de izquierda a derecha una y otra vez, sin parar. Muchos creyentes hacen lo mismo, están de un lado a otro, sin saber lo que quieren.

El hombre de doble ánimo es como el niño al que se le lleva a la juguetería, quiere todos los juguetes que hay, no sabe por cual decidirse, y al final el padre es el que escoge por el niño.
Debemos aprender a decidirnos.

Juan 15:7
7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.

Al momento de orar debemos saber lo que queremos. Notemos que el verso dice: querer y no necesitar. 

Mucha gente piensa que Dios solo quiere darnos las cosas que necesitamos; pero este verso dice que podemos pedir lo que queremos y Dios no los dará.

Marcos 10:46-52
46 Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. 
47 Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! 
48 Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! 
49 Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. 
50 El entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. 
51 Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. 
52 Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.

Notemos que en la sanidad de Bartimeo, Jesús le preguntó: ¿Qué quieres que te haga? Para poder recibir algo de Dios, Bartimeo necesitaba quererlo. 

Mucha gente no recibe nada de Dios porque no quieren nada.

Dios te pregunta hoy: ¿Qué quieres que haga por ti? Así que decide lo que quieres y se determinado en ello.


Segundo Paso
Encuentra las Escrituras que Prometan lo que Quieres

Si ya sabes lo que quieres necesitas el respaldo de los versos que prometen lo que quieres recibir de Dios.

1 Juan 5:14-15
14 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. 
15 Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.

Aquí encontramos la clave para la oración respondida, pedir de acuerdo a Su voluntad. Y, ¿dónde encontramos su voluntad? En Su Palabra.

Si queremos tener respuesta a nuestras oraciones siempre debemos orar basados en la Palabra de Dios.

Lucas 4:1-12
1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto 
2 por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre. 
3 Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, dí a esta piedra que se convierta en pan. 
4 Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios. 
5 Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. 
6 Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. 
7 Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. 
8 Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás.
9 Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; 
10 porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden; 
11 y, En las manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. 
12 Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios.

Durante la tentación en el desierto Jesús usó tres veces la Palabra de Dios para derrotar al diablo. 

La Palabra de Dios es lo que nos trae victoria en cualquier circunstancia en la que nos encontremos y nos da la respuesta deseada.

2 Pedro 1:3-4
3 Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, 
4 por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia

Todas las cosas que necesitamos y deseamos en esta vida ya han sido provistas por Dios. Así que nosotros podemos disfrutar de todas estas cosas.


Tercer Paso
Pídele a Dios las Cosas que Necesitas

Este paso es tan obvio que parece tonto darlo; pero la verdad es que muchos creyentes no le piden a Dios las cosas que desean. Dan por descontado que Dios les dará las cosas que no le piden lo que necesitan.

Mateo 7:7-11
7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 
8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 
9 ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? 
10 ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? 
11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? 

Aquí el énfasis está en que debemos pedir si es que queremos recibir.

Santiago 4:2
2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.

Las personas no reciben las cosas que desean porque no las piden.

Es como una persona que va a un restaurante, se sienta en la mesa, lee el menú, se queda una hora y se va a su casa sin comer nada. ¿Por qué no comió nada? Porque no pidió nada.

 Si quieres algo debes ir y pedirle a Dios, que Él te responderá.


Cuarto Paso
Cree que Recibes

Marcos 11:23-24
23 Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. 
24 Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.

En este verso vemos que debemos creer antes de recibir.

El verso 24 en la Versión Amplificada dice: “Cuando ores, ten confianza y cree que se te ha concedido, y lo tendrás.”

Mucha gente está esperando ver la respuesta para empezar a creer; pero si ya lo tienes para que necesitas creer que lo tendrás.

Uno cree primero y después ve la respuesta.

Juan 20:24-29
24 Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. 
25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.
26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. 
27 Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. 
28 Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! 
29 Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.

Aquí vemos a Tomás diciendo: “Ver para creer”.

Tomás es como mucha gente que está esperando ver primero para luego empezar a creer. 

Pero la fe no funciona así, tu primero crees lo que has pedido y luego lo verás.

Notemos que Jesús llamó incrédulo a Tomás por decir “ver para creer”; y dijo además: “Bienaventurados los que no vieron y creyeron”. 

¿Por qué? Porque él que cree antes de ver recibirá cualquier cosa que pida.


Quinto Paso
Rehúsa Dudar

Como dijo F. F. Bosworth: “Cree en tus creencias y duda de tus dudas”.

El único problema es que la mayoría de los creyentes hacen las cosas al revés, creen en sus dudas y dudan de sus creencias.

Santiago 1:6-7
6 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. 
7 No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. 

Como vimos antes la palabra duda nos habla de oscilar.

El problema en la iglesia es que hay muchos “creyentes margaritas”. Son creyentes que hoy creen, mañana dudan, al día siguiente creen y luego vuelven a dudar. Están siempre a ambos lados del péndulo.

Son como el joven que deshojaba una margarita mientras pensaba en su novia y decía: “Me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere...”.

Así están muchos creyentes: “Creo que recibo, no creo que recibo, creo que recibo, no creo que recibo...”. Ese tipo de persona nunca recibirá de Dios.

Mateo 14:22-32
22 En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. 
23 Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. 
24 Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario. 
25 Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. 
26 Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. 
27 Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!
28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.
29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. 
30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! 
31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? 
32 Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento.

En este pasaje podemos ver un ejemplo de lo que es la duda.

Pedro estaba en la barco y cuando vio a Jesús le dijo: “Si eres tu manda que yo camine sobre las aguas”. Y Jesús le dijo: “Ven”.

Pedro salió de la barca y empezó a caminar sobre el agua. Mientras el camino sobre las palabras de Jesús, siguió caminando por encima de las aguas; pero cuando puso sus ojos en el mar, las olas y el viento empezó a hundirse.

La duda es sacar los ojos de la Palabra de Dios y ponerlos en las circunstancias.

Marcos 11:23
23 Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. 

Siempre habrán circunstancias que se levanten en contra de lo que estamos creyendo; pero nosotros debemos rehusar dudar y ordenarle a ese monte de circunstancias adversas que se mueva.


Sexto Paso
Medita las Promesas

Josué 1:8
8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.

La clave para el éxito en nuestra vida cristiana es la meditación de la Palabra de Dios.

La palabra hebrea para meditar es hagah que significa: gemir, refunfuñar, proferir, hablar, decir, meditar, reflexionar, ponderar, murmurar.

El meditar no es poner la mente en blanco repitiendo un sonido como hacen las religiones orientales, sino mas bien colocando algo en ella.

Proverbios 4:20-22
20 Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. 
21 No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; 
22 Porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo. 

El meditar la Palabra de Dios es ponerla delante de nuestros ojos. Es decir, vernos en posesión de las cosas que le hemos pedido a Dios; y hacer planes como que ya son una realidad en nuestra vida.

Marcos 5:25-29
25 Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, 
26 y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, 
27 cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. 
28 Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. 
29 Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote.

En el verso 27 vemos que la mujer decía; no dice que dijo; si no que decía, esto nos habla de una continuidad en el decir; ella decía una y otra vez: “Si tan solo toco el manto de Jesús seré sana, si tan solo toco el manto de Jesús seré sana, si tan solo toco el manto de Jesús seré sana....”; y fue tocó el manto de Jesús y fue sana.

Al decir estás palabras ella estaba meditando la Palabra; se estaba viendo sana, y al hacerlo ella fue y recibió su sanidad.

Un hermano dijo: “Si lo puedes ver, lo puedes tener.”

Eso es lo que debes hacer, debes ir una y otra vez a las promesas de la Palabra que te prometen lo que quieres recibir de Dios, hasta que se hagan una realidad en tu vida.

2 Corintios 4:13
13 Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos

Si tu has creído la Palabra debes empezar a hablarla hasta que se haga una realidad en tu vida.

La Dra. Lillian Yeomans; pionera de la sanidad a principios del siglo pasado; tenía casas de sanidad donde ministraba a los enfermos con la medicina de Dios. 

Ella cuenta que un día llego una mujer que tenía tuberculosis en su grado terminal. La ministró con la Palabra, le dio un cuarto y le dijo que repitiese: “Por las llagas de Jesús he sido sanada.”

La mujer lo repitió sin parar durante tres días, al cabo de los cuales se levantó completamente sana.

La meditación de la Palabra trajo completa sanidad a esta mujer.

Debemos meditar en las promesas para recibir lo que Dios ya nos proveyó.


Sétimo Paso
Dale Gracias a Dios por la Respuesta

Alguien dijo que la alabanza es el nivel mas alto de fe; y yo lo creo, porque tu estás dando gracias a Dios por la respuesta aunque todavía no hayas visto nada.

Romanos 4:20-22
20 Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, 
21 plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; 
22 por lo cual también su fe le fue contada por justicia.

Eso fue lo que hizo Abraham; dio gracias de antemano, aún no había nacido Isaac, sin embargo, él daba gracias a Dios porque estaba plenamente convencido de que era capaz de hacer todo lo que había prometido.

Debemos mantenernos firmes alabando y dando gracias a Dios por respondernos aunque aun no se haya manifestado físicamente nuestra respuesta.

Filipenses 4:6
6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.

De nada nos sirve afanarnos y orar una y otra vez la misma oración; pues al orar por segunda vez le estás diciendo a Dios que no te escuchó la primera vez.

Cambia el afán por la alabanza, dándole gloria a Dios porque Él es poderoso para hacer todo lo que ha prometido.

Dale las gracias porque ya respondió tu oración.


Conclusión

Sigue estos pasos porque te ayudarán a recibir la respuesta a tu oración.

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