Nacimiento de Jesús
Los
eventos de su la concepción y nacimiento de Jesús son una prueba contundente de
su carácter divino.
Ya
hemos visto algunas profecías acerca de su nacimiento virginal y el lugar donde
nació, pero veamos otros acontecimientos.
En
Lucas 1:26-37 vemos el anunció del nacimiento de Jesús: “Al sexto mes el
ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a
una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y
el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel en donde ella estaba,
dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las
mujeres. Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué
salutación sería esta. Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has
hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a
luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo
del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará
sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Entonces María
dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel,
le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá
con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo
de Dios. Y he aquí tu parienta Elisabet ella también ha concebido hijo en su
vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; porque nada
hay imposible para Dios. Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor;
hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.”
Aquí
vemos varias cosas.
En
primer lugar, Dios envió al ángel Gabriel para darle un anuncio a una
mujer que seria madre del Mesías.
En
segundo lugar, la mujer que iba a tener el hijo era una mujer virgen y
el niño iba ha ser concebido sin la ayuda de un hombre.
En
tercer lugar, el hijo iba ha ser concebido por obra del Espíritu Santo e
iba ha ser llamado Hijo de Dios.
Vemos
que el nacimiento de Jesús iba ser totalmente diferente a cualquier otro que
hubiera habido.
En
Mateo 1:18-21 vemos que un ángel se le apareció a José para hablarle de este
nacimiento: “El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su
madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del
Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso
dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le
apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu
mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz
un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus
pecados.”
José
estaba preocupado porque pensaba que Maria estaba encinta como consecuencia de
una infidelidad.
Pero
el ángel le dijo dos cosas:
El
hijo que iba a nacer era engendrado del Espíritu Santo; y además que debía llamarlo Jesús, porque su misión en este mundo era salvar al
mundo de sus pecados.
Otro acontecimiento importante es la
visita de los reyes del oriente.
“Cuando
Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a
Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha
nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.
Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados
todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde
había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está
escrito por el profeta: Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más
pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un guiador, que
apacentará a mi pueblo Israel. Entonces Herodes, llamando en secreto a los
magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella;
y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del
niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le
adore. Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían
visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre
donde estaba el niño. Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo.
Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo
adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y
mirra” (Mateo 2:1-11).
Aquí
hay otro acontecimiento sobrenatural; los reyes del oriente llegando hasta el
niño por haber visto su estrella.
Es
probable que ellos hubieran leído las Escrituras y sabían que era el tiempo del
nacimiento del Mesías, al cual llaman el rey de los judíos.
Al
consultar en Jerusalén acerca del lugar de su nacimiento, los sacerdotes le
dicen que iba a nacer en Belén, tal como había sido profetizado por Miqueas,
como ya vimos antes.
Ellos
siguieron su camino y llegaron hasta el lugar mismo donde estaba Jesús, guiados
por una estrella.
Otro
acontecimiento sobrenatural fue lo que le pasó a los pastores de Belén: “Había
pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre
su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor
los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No
temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el
pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO
el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales,
acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de
las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las
alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! Sucedió que
cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a
otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el
Señor nos ha manifestado. Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y
a José, y al niño acostado en el pesebre. Y al verlo, dieron a conocer lo que
se les había dicho acerca del niño. Y todos los que oyeron, se maravillaron de
lo que los pastores les decían. Pero María guardaba todas estas cosas,
meditándolas en su corazón. Y volvieron los pastores glorificando y alabando a
Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho” (Lucas
2:8-20).
Aquí
los pastores recibieron un mensaje de un ángel, que había nacido el salvador
del mundo.
Luego
un coro de ángeles les dice que la gracia de Dios había traído al salvador del
mundo, que venía un cambio, el favor de Dios estaba disponible a todos los
hombres por medio de Jesús.
Un
último acontecimiento fue lo que sucedió en la presentación de Jesús al templo
en Lucas 2:21-37: “Cumplidos los ocho días para circuncidar al niño, le
pusieron por nombre JESÚS, el cual le había sido puesto por el ángel antes que
fuese concebido. Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos,
conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor
(como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz será
llamado santo al Señor), y para ofrecer conforme a lo que se dice en la ley del
Señor: Un par de tórtolas, o dos palominos. Y he aquí había en Jerusalén un
hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación
de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. Y le había sido revelado por el
Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor. Y
movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo
trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley, él le tomó en
sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo: Ahora, Señor, despides a tu siervo en
paz, conforme a tu palabra; porque han visto mis ojos tu salvación, la cual has
preparado en presencia de todos los pueblos; luz para revelación a los
gentiles, y gloria de tu pueblo Israel. Y José y su madre estaban maravillados
de todo lo que se decía de él. Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María:
He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel,
y para señal que será contradicha (y una espada traspasará tu misma alma), para
que sean revelados los pensamientos de muchos corazones. Estaba también allí
Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues
había vivido con su marido siete años desde su virginidad, y era viuda hacía
ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día
con ayunos y oraciones. Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a
Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.”
Aquí
hay dos ancianos que dan testimonio de que Jesús es el Mesías que iba a venir
al mundo.
Es
interesante la profecía de Simeón, quien no era un profeta, sino un hombre
justo, y quien había recibido por revelación que antes de morir vería al
Mesías. Él reconoció que Jesús era el Mesías.
Su
profecía es muy poderosa pues no solo nos habla del ministerio de Jesús, sino
de que también alcanzaría a los gentiles. Además nos dice de la forma de su
muerte y que iba a ser atravesado por una espada.
Además
vemos el testimonio de la profetisa Ana, quien tenía más de 100 años, quien
daba testimonio de Jesús a todos los que esperaban la venida del Mesías.
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