La gran pregunta es: ¿Hasta cuándo serán necesarios estos dones?
La respuesta a esto es
importante debido que muchas iglesias y ministros piensan que algunos de estos
dones como el apóstol, que es el tema de este estudio, y el profeta, cesaron
cuando falleció el último de los doce apóstoles y cesó la revelación es decir,
cuando se terminó el canon de la Biblia.
Cuando hablamos del canon,
nos referimos a la lista total de libros aprobados para formar parte del Nuevo
Testamento por considerarse como inspirados, tal como el que tenemos ahora en
nuestras Biblias, lo cual ocurrió en el año 382 DC durante el sínodo de Roma.
Está gente que dice que los dones ya pasaron son llamados cesacionistas, los cuales para basar
sus creencias utilizan 1 Corintios 13:9-12.
1 Corintios 13:9-12
9 Porque en parte conocemos, y en
parte profetizamos;
10 mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.
11 Cuando yo era niño, hablaba como
niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.
12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.
Ellos dicen que con la
decisión de cerrar el canon de la iglesia, terminaron los ministerios del
apóstol y del profeta; pero Efesios 4:13 nos dice otra cosa diferente:
Efesios 4:13
13 Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del
Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de
Cristo.
¿Todos hemos llegado a la
unidad de la fe y del conocimiento de Cristo? ¿Todos somos varones perfectos, a
la estatura de la plenitud de Cristo?
Es evidente que aún no hemos
llegado hasta ese lugar, por tanto no hay sentido en decir que los dones del
ministerio del apóstol y el profeta han cesado.
Mientras la iglesia continúe
en la tierra ellos seguirán, ya que estos dones son la provisión de Cristo para
que Su iglesia alcance la madurez hasta que el venga.
En Efesios 4:13-16 podemos
ver el ideal supremo que tiene todo ministerio:
Efesios 4:13-16 (Biblia Expandida de Fe)
13 [y esto sucederá] hasta que todos
lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno [y preciso] del Hijo de
Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la
plenitud de Cristo (el Ungido);
14 Entonces ya no seremos como niños,
sacudidos [como naves] por las olas y llevados de aquí para allá por todo
viento de doctrina (opiniones humanas y corrientes nuevas de enseñanza), que
vienen por medio de tretas de hombres inescrupulosos, quienes astutamente traen
artimañas engañosas de error para hacernos desviar y caer en sus trampas.
15 Más bien, al hablar la verdad
(siendo fieles y verdaderos en doctrina y confesión) en amor, creceremos en
todos los aspectos en Aquél que es la cabeza, es decir, Cristo (el Ungido),
16 de quien todo el cuerpo (estando
bien ajustado y unido por la cohesión que las coyunturas proveen al ayudarse
mutuamente), conforme al funcionamiento adecuado [y actividad propia] de cada
miembro, produce el crecimiento del cuerpo [hasta su plena madurez] en amor
para su propia edificación.
De aquí podemos tomar varias
conclusiones:
La primera es que la iglesia necesita estar rodeada de crecimiento
para llegar a la madurez y perfección en Cristo.
Lo segundo es que los creyentes recién convertidos y los que se
encuentran en su niñez espiritual pueden ser trastornados fácilmente y ser
llevados por vientos de doctrina y enseñanzas falsas.
Lo tercero es que los dones del ministerio que han sido puestos por
Cristo nos ayudan a crecer a Su imagen.
Lo cuarto es que la iglesia no llegará a la madurez espiritual ni será
conformada a la imagen de Jesucristo sin la obra de los dones del ministerio.
El problema es que muchas
iglesias no llegan a la madurez espiritual ni llegan a ser conformadas a la
imagen de Cristo debido a que solo han reconocido a los dones del pastor y del
evangelista, y de vez en cuando al del maestro, dejando de lado al apóstol y al
profeta.
Podemos concluir que los
dones del ministerio no fueron puestos por Jesucristo para exaltar ni glorificar
a los hombres, sino que fueron puestos para beneficio de la Iglesia. Y como
hemos visto tienen una tarea doble: preparar a los creyentes para que hagan la
obra del ministerio, que es la Gran Comisión y para que la iglesia sea
edificada con la enseñanza de la Palabra de Dios.
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