viernes, 10 de agosto de 2018

El Propósito de los Dones del Ministerio - Parte 3


La gran pregunta es: ¿Hasta cuándo serán necesarios estos dones?
La respuesta a esto es importante debido que muchas iglesias y ministros piensan que algunos de estos dones como el apóstol, que es el tema de este estudio, y el profeta, cesaron cuando falleció el último de los doce apóstoles y cesó la revelación es decir, cuando se terminó el canon de la Biblia.
Cuando hablamos del canon, nos referimos a la lista total de libros aprobados para formar parte del Nuevo Testamento por considerarse como inspirados, tal como el que tenemos ahora en nuestras Biblias, lo cual ocurrió en el año 382 DC durante el sínodo de Roma.
Está gente que dice que los dones ya pasaron son llamados cesacionistas, los cuales para basar sus creencias utilizan 1 Corintios 13:9-12.
1 Corintios 13:9-12
9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;
10 mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.
11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño,  juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.
12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.
Ellos dicen que con la decisión de cerrar el canon de la iglesia, terminaron los ministerios del apóstol y del profeta; pero Efesios 4:13 nos dice otra cosa diferente:
Efesios 4:13
13 Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.
¿Todos hemos llegado a la unidad de la fe y del conocimiento de Cristo? ¿Todos somos varones perfectos, a la estatura de la plenitud de Cristo?
Es evidente que aún no hemos llegado hasta ese lugar, por tanto no hay sentido en decir que los dones del ministerio del apóstol y el profeta han cesado.
Mientras la iglesia continúe en la tierra ellos seguirán, ya que estos dones son la provisión de Cristo para que Su iglesia alcance la madurez hasta que el venga.   
En Efesios 4:13-16 podemos ver el ideal supremo que tiene todo ministerio:
Efesios 4:13-16 (Biblia Expandida de Fe)
13 [y esto sucederá] hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno [y preciso] del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (el Ungido);
14 Entonces ya no seremos como niños, sacudidos [como naves] por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina (opiniones humanas y corrientes nuevas de enseñanza), que vienen por medio de tretas de hombres inescrupulosos, quienes astutamente traen artimañas engañosas de error para hacernos desviar y caer en sus trampas.
15 Más bien, al hablar la verdad (siendo fieles y verdaderos en doctrina y confesión) en amor, creceremos en todos los aspectos en Aquél que es la cabeza, es decir, Cristo (el Ungido),
16 de quien todo el cuerpo (estando bien ajustado y unido por la cohesión que las coyunturas proveen al ayudarse mutuamente), conforme al funcionamiento adecuado [y actividad propia] de cada miembro, produce el crecimiento del cuerpo [hasta su plena madurez] en amor para su propia edificación.
De aquí podemos tomar varias conclusiones:
La primera es que la iglesia necesita estar rodeada de crecimiento para llegar a la madurez y perfección en Cristo.
Lo segundo es que los creyentes recién convertidos y los que se encuentran en su niñez espiritual pueden ser trastornados fácilmente y ser llevados por vientos de doctrina y enseñanzas falsas.
Lo tercero es que los dones del ministerio que han sido puestos por Cristo nos ayudan a crecer a Su imagen.
Lo cuarto es que la iglesia no llegará a la madurez espiritual ni será conformada a la imagen de Jesucristo sin la obra de los dones del ministerio.
El problema es que muchas iglesias no llegan a la madurez espiritual ni llegan a ser conformadas a la imagen de Cristo debido a que solo han reconocido a los dones del pastor y del evangelista, y de vez en cuando al del maestro, dejando de lado al apóstol y al profeta.
Podemos concluir que los dones del ministerio no fueron puestos por Jesucristo para exaltar ni glorificar a los hombres, sino que fueron puestos para beneficio de la Iglesia. Y como hemos visto tienen una tarea doble: preparar a los creyentes para que hagan la obra del ministerio, que es la Gran Comisión y para que la iglesia sea edificada con la enseñanza de la Palabra de Dios. 

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