miércoles, 6 de junio de 2018

Como Ser Dirigido Por El Espíritu Santo - Clase 7



Clase 7
El Testigo Interior

Si entrenáramos nuestros espíritus, sabríamos con exactitud en el interior qué hacer en cada área de la vida con un "si" o con un "no"; aún en cosas secundarias. 

Prácticamente, pasamos toda nuestra vida en el reino mental y físico; muchas veces, hemos desarrollado nuestra cabeza a costa de nuestro corazón, el conocimiento intelectual ha tomado el trono en nuestra vida. Y nuestro espíritu, que debe guiarnos, es mantenido en prisión bajo llave, y no le permitimos funcionar.

Este testigo interior busca dirigir nuestra mente. Todos sabemos que hay muchísimas cosas que nunca habríamos hecho si hubiéramos escuchado ese testigo interior.

No habríamos invertido y perdido dinero en ciertas empresas arriesgadas; no habríamos escogido a ciertas personas como compañeros. (No solo me estoy refiriendo a la pareja en el matrimonio, sino también a cierta gente con la que nos involucramos). Si hubiéramos escuchado nuestro testigo interior, nunca habríamos hecho negocios con ciertas personas.

Para definir este testigo interior en pocas palabras, a medida que oramos acerca de algo y pensamos que hacer, si hay una alto en nuestro espíritu; un "algo en nuestro interior" que te dice que no hagas algo, ese es el testigo interior. Sin embargo, algunas veces tenemos que esperar un rato para tener la quietud suficiente para reconocerlo.

¿Cómo podemos distinguir si es mi espíritu o el Espíritu Santo el que me está diciendo que haga algo?

Como vimos anteriormente. en Proverbios 20:27 dice: "Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre". Dios dijo que El iba a usar nuestro espíritu.

Debemos ser capaces de distinguir si es la carne; el hombre exterior, la que quiere hacer algo, o si es el hombre interior, nuestro espíritu.

Si es el hombre interior estamos en la dirección correcta porque el hombre interior es renacido y es una nueva criatura. 'Las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas' (2 Corintios 5:17). El hombre interior tiene la naturaleza y la vida de Dios en él; si nacido del Espíritu o nacido de nuevo, el hombre interior tiene al Espíritu Santo morando dentro. El hombre interior del cristiano no es el que quiere obrar mal; sino el hombre exterior.

Juan en su epístola habla acerca de la simiente de Dios permaneciendo en este hombre interior, el cual no puede pecar. "Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios" (1 Juan 3:9). Este hombre interior tiene la naturaleza y vida de Dios en él, pues es nacido de Dios.

Físicamente, nosotros nacimos de nuestros padres humanos y participamos de su naturaleza. La gente suele decir: "él es como su padre", o "ella se parece a su madre".

Espiritualmente, somos nacidos de Dios y participamos de Su naturaleza.

"Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina..." (2 Pedro 1:4). Pedro también dijo que somos nacidos de la Palabra de Dios: "Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre" (1 Pedro 1:23).

Somos nacidos de la Palabra de Dios; por eso, a medida que nos alimentamos de la Palabra de Dios, somos participantes de la naturaleza divina. Sabemos que el obrar mal no es la naturaleza de Dios; por lo tanto, si una persona es realmente un cristiano, el deseo de obrar mal no está en su espíritu.

Veamos una ilustración bíblica de este testigo interior. En Hechos 27 está el relato de Pablo a bordo de una nave con rumbo a Roma. "Y habiendo pasado mucho tiempo, y siendo ya peligrosa la navegación, por haber pasado ya el ayuno, Pablo les amonestaba, diciéndoles: Varones, veo que la navegación va a ser con perjuicio y mucha pérdida, no sólo del cargamento y de la nave, sino también de nuestras personas" (versos 9 y 10).

Pablo no dijo: "El Señor me dijo"; tampoco dice que el Espíritu de Dios se lo dijo. Pablo dijo: "Veo"; ¿Quién es el verdadero "Yo"?, el hombre espiritual, el hombre en el interior. Pablo no lo vio mentalmente, tampoco lo vio físicamente, sino tuvo testimonio en su espíritu.

Hace unos años, tenía que hacer un viaje largo en autobús y sentía cierta intranquilidad de ir, así que decidí suspender el viaje para una fecha posterior, llamé a mi amigo que era administrador de la agencia y le dije que le diga al conductor que tuviese cuidado pues algo podía pasar, y efectivamente paso algo, hubo un accidente pero como estaban advertidos no le paso nada a nadie. Tal como pasó con Pablo, pude hacer algo al respecto.

Pablo simplemente dijo lo que había percibido. En Hechos 27:20-21 leemos: "Y no apareciendo ni sol ni estrellas por muchos días, y acosados por una tempestad no pequeña, ya habíamos perdido toda esperanza de salvarnos. Entonces Pablo, como hacía ya mucho que no comíamos, puesto en pie en medio de ellos, dijo: Habría sido por cierto conveniente, oh varones, haberme oído..." Esta fue una declaración osada.

Observemos que Pablo les dijo: "Debieron haberme escuchado". El no les dijo: "debieron haber escuchado al Señor"; no, él no había dicho: "El Señor me dijo", sino: "Veo".

"Habría sido por cierto conveniente, oh varones, haberme oído, y no zarpar de Creta tan sólo para recibir este perjuicio y pérdida. Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave... Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho" (versos 21, 22 y 25).

Pablo percibió el peligro, y si ellos lo hubieran escuchado, podrían haber evitado el naufragio, pero no lo hicieron; por lo cual perdieron toda la mercancía y la nave. A pesar de eso, Pablo les aseguró que no se perdería ninguna vida: "porque yo confío en Dios...", y la vida de cada persona fue salvada.

Veamos algo en Hechos 13 que nos ayudará más en cuanto al recibir dirección de Dios. "Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros... Ministrando estos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado." (Hechos 13:1,2).

Ellos estaban ministrando al Señor, habían tomado una decisión de pasar tiempo con el Señor y recibieron la dirección del Espíritu Santo.

Es evidente que esto fue una confirmación de lo que ellos ya tenían dentro.

Así que separemos tiempo con el Señor, ministrándole y preparando un ambiente en el que podamos escuchar en nuestro interior la dirección que llega por el testigo interior.

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