viernes, 19 de mayo de 2023

La Clase de Fe de Dios


¿Sabías que tú puedes operar en la Clase de Fe de Dios?

Aquí te explico:

Al cristianismo se le llama la gran confesión, sin embargo, la mayoría de los cristianos que son derrotados lo son porque creen y confiesan las cosas incorrectas.
Si hablas las palabras del enemigo esas palabras te derrotaran. 
Las palabras llenas de fe te darán la victoria.
Las palabras llenas de temor te derrotaran.
Las palabras son lo más importante que hay.
En Marcos 9:23 Jesús dijo: "Si puedes creer, al que cree todo le es posible," y en Mateo 17:20: "... porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible." 
Si podemos creer y decir lo que creemos no habrá nada que nos sea imposible. 
 
En Marcos 11 22 23 podemos ver como tener una fe como la de Dios.
Veamos el pasaje:  Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. 

Varias versiones de la Biblia, como la Vulgata, la Scio, y la Young, entre otras traducen el verso 22 cómo: "Tengan la fe de Dios."

Clark nos explica esto así: parece estar discutiendo la interpretación de una frase como hebraísmo. Sugiere que "Tener fe en Dios" podría entenderse como "tener la fe de Dios" en hebreo, expresando un grado fuerte o superlativo de fe.

Es decir, Jesús nos esta diciendo que debemos tener una fe como la de Dios. E inmediatamente nos dice como es la fe de Dios: Creer en el corazón que será hecho lo que decimos.
Esto se parece a la Ley de la Fe, creer con el corazón y confesarlo con la boca. Es decir, Dios opera a través de la Ley de la Fe.
Nosotros debemos hacer lo mismo.

Veamos ahora como usa dios su fe:

En Hebreos 11:3 leemos: Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. 

Dios constituyó el universo por medio de palabras. Viendo el relato de la creación en Génesis 1, podemos ver que cada vez que Dios hablo sucedió algo.

En el relato de la creación vemos que Dios dijo 12 veces que sean las cosas y sucedió como Él dijo.

Él dijo sea la luz, sean los mares, sean las plantas, sean los animales, sea el hombre y fue así como sucedió.

Dios usa su fe por medio de palabras, y así es como debemos hacerlo también, cómo vimos en la ley de la fe, creyéndolo en el corazón y confesándolo con la boca.

Ahora veamos cómo es que Jesús usa su fe.

Jesús siempre decía que nada hacía por sí mismo sino que hacía lo que veía hacer al Padre, entonces en el caso de la fe, el usaba el mismo método que el Padre. 

Jesucristo mismo usó la clase de fe de Dios.

En Lucas 8 del 22 al 25 vemos como usó Jesús su fe con el viento y el mar: “Aconteció un día, que entró en una barca con sus discípulos y les dijo: Pasemos al otro lado del lago. Y partieron. Pero mientras navegaban, él se durmió. Y se desencadenó una tempestad de viento en el lago; y se anegaban y peligraban. Y vinieron a él y le despertaron, diciendo: ¡Maestro, maestro, que perecemos! Despertando él, reprendió al viento y a las olas; y cesaron, y se hizo bonanza. Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Quién es este, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen?

Vemos aquí que Jesús utilizó sus palabras para calmar el viento y el mar; Jesús desató su fe a través de palabras.

En Marcos 1 del 23 al 27 dice: “Pero había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, que dio voces, diciendo: ¡Ah! ¿Qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios. Pero Jesús le reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él! Y el espíritu inmundo, sacudiéndole con violencia, y clamando a gran voz, salió de él. Y todos se asombraron, de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta, que con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen?
Jesús utilizó aquí sus palabras para echar fuera un demonio. Al oír la orden de fe, el demonio salió.
En Marcos 11 del 12 al 14, y del 20 al 22 dice: “Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre. Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos. Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos. Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde las raíces. Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado. Respondiendo Jesús les dijo: Tened la fe en [o tened la clase de fe de] Dios.”

Jesús les está diciendo a sus discípulos que la clase de fe de Dios es una fe que habla. Jesús le había hablado a la higuera y esta se había secado. 

La clase de fe de Dios es una fe que utiliza palabras.
Vemos que tanto el viento, como el mar, los demonios, y la higuera fueron obedientes a las palabras que Jesús habló.
Esta es la forma en que actuó la fe de Jesús, a través de palabras.
Jesús operó en la clase de fe de Dios. Así como Dios desató su fe; a través de palabras, Jesús también lo hizo.
Jesús imitó a su Padre, y obtuvo los mismos resultados que Dios.

Ahora veamos cómo es que nosotros podemos operar en la clase de fe de Dios.

En Efesios 5:1 dice: “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.”
Cuando Ricardito, mi hijo mayor, tenía tres años, empezamos la escuela dominical para niños. Las maestras nos contaron que Ricardito se había parado en una silla y se había puesto a predicar, pues quería hacer lo que su papá hacía siempre en los servicios.
Así son los niños, siempre imitan a sus padres.
Eso es lo que nos dice este pasaje; debemos imitar a Dios, tal como un niño imita a su papá.
Debemos hablar como Dios habla, y debemos hacer lo que Dios hace; debemos convertirnos en sus imitadores,
En Segunda de Corintios 4:13 dice: “Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos.”
En este pasaje vemos la característica del espíritu de fe: Cree y Habla. Si tú quieres tener el espíritu de fe debes creer y hablar la Palabra de Dios.
En Romanos 10:10 vemos cómo actuar en la clase de fe de Dios: creer con el corazón y confesarlo con la boca.
Es muy interesante que en la historia de la mujer que tenía el flujo de sangre (Marcos 5 del 25 al 34), que ella estaba diciendo continuamente: “Si tan solo toco su manto seré sana, si tan solo toco su manto seré sana, Si tan solo toco su manto seré sana.” Ella tenía el espíritu de fe, e iba diciendo esto una y otra vez, hasta que la fe se levantó para recibir su milagro, fue tocó su manto, y recibió la sanidad que había estado declarando con sus palabras.
Ahí está el secreto de su sanidad: sus palabras.
Si tú crees lo que la Palabra de Dios dice, y empiezas a confesarlo con tu boca, tendrás las cosas que deseas recibir de Dios.

Así que ahora sabes como funciona la clase de fe de Dios, es tu momento de usarla.

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