Lección 1
LA RAZÓN DE SER DE LA CREACIÓN
El hombre se halla frente a una creación inexplicable de la
cual él mismo forma parte. Tal creación y las rígidas e inquebrantables leyes
que la gobiernan, revelan al hombre que detrás de ella existe un Maestro
Diseñador. Por lo tanto, podemos afirmar que éste Creador diseñó la creación
para que pudiera cumplir cierto propósito o razón de ser.
El propósito de la creación parece ser el de proporcionar
un medio ambiente adecuado para el hombre. De hecho, si sacamos al hombre de la
creación, a pesar de sus recursos y bellezas, ésta no tendría razón de ser.
Ahora bien, si Dios creó el universo como el hogar del hombre, debió haber
tenido alguna razón para ello. El hombre, a lo largo de la historia y por todos
los medios a su alcance, ha buscado en vano esta razón; es decir, la razón
misma de su existencia.
El escepticismo apareció porque el hombre fue incapaz de
encontrar el motivo o razón de ser de la creación. La primera inclinación de la
ciencia fue volverse atea y materialista, dando sólo una explicación mecánica
del universo. Hoy, sin embargo, a medida que los científicos han penetrado cada
vez más en los misterios y -maravillas de la creación, muchos de ellos han
llegado a percibir a Dios, vislumbrando que tras la creación hay un Creador
inteligente. No obstante, la ciencia ha sido incapaz de encontrar el propósito
de la creación mediante un conocimiento meramente sensorial, es decir, mediante
un conocimiento derivado de los cinco sentidos.
La incapacidad del hombre para conocer a Dios se debe a que
Dios es espíritu, y el hombre no puede comunicarse con Él. Dentro de su propia
naturaleza espiritual el hombre es un extraño para Dios; y cada contacto que
tiene con la realidad del universo, lo tiene por medio de su sistema nervioso
central y de sus cinco sentidos.
Por la naturaleza espiritual de Dios, el hombre no ha
podido establecer contacto con Dios por medio de sus cinco sentidos (vista,
oído, tacto, olfato y gusto). Ha aprendido muchas cosas sobre la naturaleza
física o material, la cual es indiferente y muchas veces cruel hacia la vida
humana; pero ha sido incapaz de encontrar a Dios personalmente, así como la
razón que tuvo para crear al hombre.
Con esto nos damos cuenta de que el hombre por sí mismo no
puede encontrar a Dios. Entonces, Él debe revelarse al hombre, y ya lo ha
hecho. Dios ya le ha proporcionado al hombre una revelación de Sí mismo, la
cual ha tenido que colocar al nivel del hombre a fin de que éste pueda
alcanzarla. Tal revelación es llamada “conocimiento por revelación”. Y nuestros
espíritus recreados (regenerados o renacidos) lo obtienen de la Palabra de
Dios.
1 Corintios 2
describe esta revelación y nos da la siguiente explicación: “Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas
del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie
conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios” 1Co 2.11. El hombre, limitado dentro de su conocimiento sensorial,
es incapaz de conocer los pensamientos íntimos de otro hombre. Hay un velo de
carne que no puede penetrar con el sentido de la vista, del oído, o del tacto.
No obstante, por medio de palabras, puede transmitir sus pensamientos íntimos a otro hombre.
Así, Dios, deseoso de que el hombre lo conociera, redactó
Sus pensamientos y propósitos íntimos, en palabras que el hombre puede ver con
sus ojos, oír con sus oídos, o leer o entender por medio de sus sentidos: “Y nosotros no hemos recibido el espíritu
del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios
nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por
sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual
a lo espiritual” 1Co 2.12-13.
La Biblia es la revelación de Dios al hombre, y puesto que
no tenemos ningún otro conducto por medio del cual podamos conocer a Dios o
entrar en comunicación con Él, nos volvemos a Su revelación para descubrir lo
que Él nos ha dejado dicho con respecto a la razón que tuvo para crear al
hombre y al universo.
I. La Tierra, Razón de Ser de los Cielos
Nuestra tierra es tan pequeña en comparación con el tamaño
y vasto número de los cuerpos celestes, que el estudio de la misma sería
totalmente absurdo si no fuera porque ella es el único planeta conocido donde
hay vida humana.
Génesis 1 nos
revela que la tierra tiene un lugar sorprendente en los planes y propósitos de
Dios. Génesis 1.14-19 declara que la
tierra es la razón de ser de todos los cuerpos celestes que giran en sus
órbitas a través del inmenso espacio. Por otro lado, la ciencia sostiene que no
hay planeta, sol, luna o estrella, en todo el vasto universo, que no ejerza su
influencia sobre la tierra.
El sol se encuentra aproximadamente a noventa y tres
millones de millas de distancia de nosotros; y sin embargo, origina las
condiciones climáticas de calor, luz, lluvia y vientos, que convierten a
nuestro planeta en un sitio donde pueden existir la vida humana, la vida animal
y la vida vegetal. La pequeña esfera de la tierra, con su preciosa carga de
seres humanos, gira suavemente alrededor del sol, ampliamente protegida por su
transparente capa atmosférica. Una vez más las Escrituras afirman: “...y sirvan de señales para las estaciones,
para días y años” Gn 1.14.
Sabemos que las mareas de los océanos y mares son
provocadas por los cuerpos celestes, y que el calor y el frío; las corrientes
de aire y las tempestades, también son el resultado directo de la influencia
planetaria. Pueden predecirse las tempestades en ciertos lugares del
continente, por la posición e influencia de ciertos planetas. Un terremoto
puede predecirse también con muchos años de anticipación porque ciertos
planetas enfocarán su influencia en determinado momento sobre un punto
determinado de la superficie de la tierra, y eso causará un cataclismo.
Sabemos, por otra parte, que las heladas y las ondas
cálidas se pueden predecir con muchos meses de anticipación por el conocimiento
seguro de la posición de los planetas.
Por estas deducciones vemos claramente que los planetas han
sido colocados en los cielos para marcarnos las estaciones, para servir de
señales y para ser compañeros continuos y servidores constantes de la tierra.
Los astros son los únicos marcadores perfectos del tiempo
terrenal. Ningún reloj fabricado por el hombre nos puede señalar la hora
exacta, pero Aquel que conoce el camino de los astros sabe que cada estrella,
sol o planeta, pasarán por cierto punto y en determinado momento, en el vasto
espacio de los caminos siderales.
La estrella, puede, no haber sido vista durante miles de
años, pero aparecerá en el cruce de los caminos estelares en el tiempo preciso;
ni un segundo antes, ni un segundo después. ¡Oh, maravilla del Arquitecto;
prodigio del Creador; poder Sustentador de este gran universo! ¡ Cuán
emocionante es saber que esta tierra nuestra, tan pequeña—tanto que miles de
ellas podrían caber en el sol—es el centro y razón de ser del universo!
II. La Razón de Ser de la Tierra es el Hombre
Si la tierra es la razón de ser de los astros siderales,
¿cuál es la razón de ser de la tierra?
Génesis 1 nos describe el relato de 1a creación. Esta
consiste de una serie de actos divinos. Estos actos culminan en la creación del
hombre.
Cuando el hombre fue creado, la actividad creadora de Dios
tuvo una pausa. El hombre fue la meta de todo el movimiento creador. La ciencia
debe aquí estar de acuerdo con la relación bíblica de la creación al colocar al
hombre en la cumbre de la misma. El hombre fue la última y la más sublime de
las obras de Dios.
La tierra no tiene razón de existir aparte del hombre. La
naturaleza inconsciente no puede disfrutar su belleza, ni estudiar ni utilizar
lo que la tierra ha producido.
Sólo cuando Dios puso sobre la tierra al hombre creado a Su
imagen, hubo una razón de ser para el espacioso universo que había sido creado.
Dios dotó al hombre de las capacidades necesarias para disfrutar la belleza de
Su obra y para utilizar los recursos de ésta.
“Porque así dijo Jehová, que creó los cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada la creó...” Is 45.18. La Palabra declara aquí que Dios creó esta tierra para ser habitada por el hombre. En Sus actos creadores, Él satisfizo cada necesidad que el hombre habría de tener en su vida sobre la tierra. Era tras era, Él trabajó, almacenando tesoros y toda suerte de riquezas para el hombre. Llenó las entrañas de la tierra con depósitos de hierro, cobre, plata y oro, y los colmó de incontables variedades de metales, de productos químicos y de elementos generadores de fuerzas.
Cubrió la superficie de la tierra de montañas, de valles,
de hondonadas, de mesetas y praderas; de riachuelos encantadores y de flores en
profusión para que conmovieran de gozo el corazón del hombre que Dios había
hecho. Frutas y vegetales proporcionaron el alimento a este hombre. El gran
Originador de las necesidades humanas y del gozo, ya conocía los anhelos y
apetitos del hombre aunque todavía éste no había nacido; y en el maravilloso
plan de la creación, dichas necesidades se tomaron en cuenta para satisfacerlas.
El hombre es la única criatura que puede disfrutar de su
belleza o usar de sus recursos.
III. La
Razón de Ser del Hombre es el Corazón Paternal de Dios
Hemos visto que la tierra es la razón de ser del universo
estelar y que el hombre es la razón de ser de la tierra. No obstante, nuestro
problema no ha sido resuelto todavía. ¿Cuál es la razón de ser del hombre?
Hasta que sepamos porqué razón Dios creó al hombre, no sabremos la razón de ser
de la creación.
“En el principio creó
Dios los cielos y la tierra” Gn 1.1.
En este versículo, la palabra Dios
en hebreo es Elohim. Tal palabra es plural y revela al Dios trino y uno
obrando en la creación. Las Juan 1.1-3 y
Colosenses 1.16 revelan que Cristo
tuvo una parte muy importante en los grandes actos de la creación, y Génesis 1.2 y el Salmo 104.30 muestran la obra del Espíritu en la creación. La
Trinidad permanece oculta en todo el Antiguo Testamento. Muchos judíos que han
aceptado a Cristo como su Salvador han testificado que uno de los factores que
intervinieron para que comprendieran que Jesús era su Mesías, fue el hecho de
que pudieron vislumbrar la Trinidad oculta en el Antiguo Pacto.
Israel, sin embargo, no supo cómo era la Trinidad. Hasta
que Jesucristo, la Palabra Viviente, fue manifestado en carne. El hombre no
conocía que la Trinidad era el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. En Su
ministerio de enseñanza, Jesucristo reveló a Dios como Padre.
En diversas ocasiones de la vida de Jesucristo, se manifestó la Trinidad ante los sentidos de1 hombre. Una de ellas fue en el bautismo de Jesús narrada en Mateo 3.13-17. Cuando Jesús fue bautizado el Espíritu Santo apareció en forma de paloma y descendió sobre Cristo, entre tanto que el Padre habló desde el cielo diciendo: “Este es mi Hijo amado en el cual tengo complacencia”. Mateo 28.19 (la Gran Comisión) revela a la Trinidad formada por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
De todo esto, se desprende que en el principio el Padre, el
Hijo y el Espíritu, crearon los cielos y la tierra. Dios, en el principio fue
el Dios-Padre. En la eternidad tenía una naturaleza de Padre. Los que somos
padres, sabemos y podemos entender lo que significa el amor y deseo de un padre
para sus hijos. Nuestra civilización está edificada en torno a este hecho,
porque el hogar es la unidad básica de la sociedad.
Efesios 3.14-15 revela
que el padre humano es justamente un tipo del Dios-Padre. El amor del padre
humano existe porque, desde la eternidad, Dios era esencialmente un Padre. Es
natural que el corazón paternal de Dios anhelara hijos. Este ardiente anhelo
tomó forma, y Dios planeó crear a un hombre que anduviera con Él, como Su hijo:
Ef 1.4-5 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que
fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado
para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de
su voluntad.
Antes que Dios creara el mundo, en Su plan soñado, ya el
hombre había sido señalado para ser Su hijo. El hombre tomaría el lugar de un
hijo en el amor del Dios-Padre. Sería la respuesta al anhelo del Padre. Otros
pasajes que revelan que el hombre fue la razón de ser de la creación, son: Romanos 16.25 y 1 Corintios 2.7. Estos versículos nos enseñan primordialmente que
el hombre fue escogido desde el principio para ocupar el lugar de un hijo; y
que después, Dios creó este universo para que le sirviera de hogar al hijo
escogido.
Entre las listas que hemos hecho de los atributos de Dios,
siempre hemos incluido Su omnipotencia, Su omnisciencia y Su omnipresencia,
pero hemos pasado por alto el hecho de que, ante todo, Él es un Dios-Padre.
En conclusión, la razón de ser de la creación es el corazón
paternal de Dios. Unos cuantos pasajes que revelan el cuidado paternal de Dios
por sus hijos son: Mateo 6.8, 31-32;
7.11; Juan 14.23; 16.27; 17.23; Filipenses 4.6-7, 19; 1
Pedro 5.7.
Satanás ha sido muy sutil al cegar nuestro entendimiento a
la naturaleza paternal de Dios. El cristiano común y corriente no ha tenido una
verdadera conciencia de Dios como su Padre. Tal ignorancia se ha debido al
hecho de que nuestra mentalidad no ha sido renovada por la Palabra de Dios. Romanos 12.1-2 y Efesios 4.23 nos enseñan la importancia del estudio de la Palabra,
para la renovación de nuestra mente.
El conocimiento sensorial ha tomado el lugar de la Palabra
de Dios en nuestra vida. Jesucristo ha sido manifestado a los sentidos físicos
del hombre: “Lo que era desde el
principio, lo que hemos oído, lo que
hemos visto con nuestros ojos, lo
que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al
Verbo de vida” 1Jn 1.1-2.
Jesucristo, tomó un cuerpo humano por medio del cual fue manifestado al hombre.
La mente humana obtiene su conocimiento al través de los
sentidos físicos. Pero, el Padre nunca se ha manifestado a tales sentidos, ya
que es Espíritu. Por lo tanto, la mente del hombre no puede formarse un cuadro
mental de Él. Cuando un hombre ha nacido de nuevo, el conocimiento sensorial
pasado de la vida de Jesucristo ha tomado el lugar que el Padre debió haber
tenido en su vida. Debido a que el hombre pudo formarse una imagen mental de
Cristo, ha desarrollado el hábito de orar a Cristo, adorándole y alabándole
solamente a Él. La renovación de la mente del hombre por la Palabra de Dios, le
da cierta conciencia del Padre que opera una revolución en su vida.
IV. Los Atributos de Dios
En esta revolución, naturaleza paternal de Dios nos fue
comunicada en la creación. Pero hay otras dos leyes de Su ser reveladas aquí.
Una, que Él es un Dios de fe. Y, la otra, que Él es amor. El amor fue la
causa de que creara el universo, y lo
creó por fe. Él obra por fe en Su Palabra.
PREGUNTAS
1.
Mencione y explique las dos clases de conocimiento.
2.
¿Cómo ha satisfecho Dios la necesidad humana de Su
revelación?
3.
¿Qué pasajes de las Escrituras revelan que la
tierra es la razón de ser de los cuerpos celestes?
4.
Explique tanto como sea posible, por qué el hombre
es la razón de ser de la tierra.
5.
¿Qué se revela en la palabra Elohim?
6.
Mencione varios pasajes de las Escrituras que
describan la naturaleza paternal de Dios.
7.
¿Cuál es la razón de ser del hombre? Explique su
respuesta.
8.
¿Por qué es que muchos cristianos no tienen fe en
Dios como Su Padre celestial y en Sus promesas para ellos?
9.
Mencione dos atributos de la naturaleza de Dios que
se encuentran revelados en la creación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario