El hombre siempre ha acusado a Dios de cometer injusticia
al tratar con la raza humana. El hombre afirma que Dios no es un Dios de Amor o
de Justicia porque creó al hombre sabiendo de antemano que éste caería. El
hombre objeta el derecho divino de mandar a uno al infierno y a otro al cielo.
¿Puede Dios justificarse ante estas viejas acusaciones que
se repiten hasta ahora?
El Dios-Padre tuvo el derecho de crear al hombre de la
misma manera que un hombre y una mujer buenos tienen el derecho de dar vida a
un hijo. Adán era el amo de sí mismo. No tenía por qué someterse a Satanás a
menos que él mismo lo decidiera. No era Adán el eslabón perdido, sino la corona
de la creación divina, colocada en la luz plena del conocimiento perfecto.
Hemos visto que el hombre fue creado para disfrutar de gozo
y de paz; y que el pecado, la enfermedad, la tristeza o la muerte no tenían
lugar en el plan original de Dios. Las condiciones actuales de la sociedad y
del mundo no son normales.
Dios se ha vindicado y permanece absuelto ante la raza
humana porque no dejó al hombre en esta condición, sino que proveyó la
redención, la cual el hombre podría disfrutar por medio de la fe en Cristo
Jesús y la que también traería la respuesta a toda necesidad humana.
I. Un Problema Triple
La necesidad del hombre solamente se satisface recibiendo
la vida eterna, la naturaleza de Dios. Sin embargo, Dios no puede impartir al
hombre Su propia naturaleza ni darle el privilegio de ser Su hijo hasta hacerlo
sobre bases legales. Por consiguiente, y puesto que el Dios-Padre lleva a cabo
la redención del hombre, independientemente de las obras de éste, el primer
problema que encara Dios es la necesidad que el hombre tiene de Justicia. El
Libro de los Romanos que nos da el aspecto legal de nuestra redención en
Cristo, menciona esta necesidad en el versículo 26 del capítulo tercero. La
versión de Torres Amat dice: “Por donde
quiera que se vea, Él es justo en sí mismo y el que justifica a aquel que tiene
fe en Jesús”.
Tal fue el problema. Debía hacérsele Justicia al hombre.
Dios debía tener el derecho legal de declarar justo al hombre, espiritualmente
muerto, e hijo de Satanás. La necesidad que el hombre tenía de justicia
implicaba un problema triple.
Primero, Dios
tenía que ser justo al tratar con el hombre. No debía pasar por alto su transgresión
y la pena debía ser pagada.
Segundo, Dios
debía tratar a Satanás sobre bases de absoluta justicia. Debía redimir al
hombre de la autoridad del diablo sobre bases legales.
Tercero, no sólo
debía ser justo con el hombre y con Satanás; sino también ajustar sus actos a
Su propia justicia. La justicia es la base misma de Su trono, y la norma debe
no ser menor. Debe haber bases legales sobre las cuales Dios pueda juzgar
rectamente a la raza humana y obligar a los hombres a pagar la pena del pecado
si rechazan el Sustituto del pecado que Él ofrece.
II. La Pena del Pecado del Hombre
Cuando la justicia presentó su demanda de que el hombre
pagara la pena de su crimen, el hombre no podía pagar ni siquiera los
intereses. No había atenuante para el crimen que el hombre había cometido. Su
crimen era un pecado imperdonable puesto que se trataba de alta traición. ¡La
pena del pecado del hombre era el infierno!
Conociendo la naturaleza del pecado del hombre podemos
entender mejor la razón de la existencia del infierno. El hombre es eterno y
los ángeles también. Cuando el hombre y los ángeles se convierten en criminales
se hacen criminales eternos. El hombre es un espíritu y debe haber un hogar
eterno para ese espíritu. Cuando el hombre se convirtió en un espíritu criminal
fue necesario que después de la muerte fuera llevado a la prisión para esperar
allí el juicio del Trono Blanco. Después del juicio, en cuyo momento recibió su
sentencia, debía ser remitido a la prisión federal. El infierno no había sido preparado
para el hombre (Mt 25.41). El
infierno había sido preparado para el diablo y sus ángeles caídos. Dios planeó
originalmente que el hombre viviera sobre la tierra para siempre. La tierra fue
hecha con este propósito en mente, y el hombre poseía un cuerpo humano eterno.
Pero cuando pecó y se convirtió en mortal, fue necesario acondicionar el
infierno para confinarlo allí (Ez 18.4;
Ro 6.23).
Siendo un criminal eterno debe haber un lugar de sujeción
eterna para él. Debe haber una prisión; los criminales deben ser segregados. Si
se les permitiera vagar indistintamente al través de la eternidad,
desmoralizarían al nuevo cielo y a la nueva tierra.
Nosotros tenemos cárceles, prisiones del estado y prisiones
federales para los criminales que quebrantan las leyes del hombre, con prisión
perpetua para los criminales habituales. ¿Podemos en conciencia protestar
contra Dios si tiene una prisión en la cual son encarcelados aquellos que
violan las leyes del cielo y que son criminales eternos?
El hombre universal cree en cierta clase de infierno o
lugar de confinamiento para un castigo después de la muerte y este testimonio
no es fácilmente rechazado. No hay un tipo de testimonio tan convincente para
un jurado y para un juez como el testimonio de la conciencia humana universal.
III. La Justicia de Dios para con Satanás
Dios, al restaurar la justicia al hombre, no debe tomar
ventaja sobre Satanás. El pecado de alta traición de Adán le dio a Satanás el
derecho legal de enseñorearse de la creación y hacer del hombre su súbdito y
esclavo legal. Dios, en Su omnipotencia, es infinitamente más poderoso que
Satanás, pero debe despojar a éste de su autoridad en tal forma que sea un acto
justo. El plan por promulgarse debe estar basado incuestionablemente sobre
bases legales.
IV. La Justicia de Dios Hacia el Hombre
Al tratar con el hombre sobre bases de justicia, Dios debe
reconocer la trasgresión y ver que la pena se cumpla. La redención del hombre
debe ser legítima, permitiéndole así al hombre redimido mantener su dignidad
sabiendo que fue justificado sobre bases legales.
Cuando el hombre pecó se hizo copartícipe de la naturaleza
satánica y como resultado de su transgresión debía ser encarcelado en el
infierno. Alguien debía ir allí y pagar su pena a fin de que el hombre tuviera
vida eterna y se presentara ante Dios como si nunca hubiera pecado. Esta
redención libertará al hombre de la pena de ir al infierno. Si no acepta y
persiste en su unión con Satanás, entonces debe compartir el destino de éste.
V. Lo que la Redención del Hombre Tiene que Incluir
La pena de la transgresión de Adán debía pagarse en forma
adecuada para que el hombre pudiera ser liberado del dominio satánico. Debía
también ponerse en las manos del hombre un arma que fuera al mismo tiempo defensiva
y ofensiva. Debía recibir autoridad por medio de la cual pudiera enfrentarse a
Satanás y vencerlo en combate honorable.
Debe concedérsele al hombre la resurrección del cuerpo
físico y también la inmortalidad porque al principio el hombre tuvo un cuerpo
humano perfecto. Debe dársele al hombre un cuerpo inmortal sobre el cual la
muerte no tenga ni dominio ni autoridad. Debe haber una restauración de la
tierra a la gloria y a la belleza edénicas; y debe hacerse de tal modo que
nunca vuelva el diablo a dominar de nuevo.
La redención del hombre debe incluir una nueva creación con
la vida o la naturaleza de Dios, con una Justicia perfecta y una perfecta
reconciliación o compañerismo a fin de que el hombre se sienta en casa con
Dios. Dios debe ser capaz de darle el lugar de un hijo en Su corazón tanto como
en la creación, de tal manera que la justicia, los privilegios de hijo y el más
completo compañerismo sean derechos eternos del hombre. Ninguna redención que
no otorgue estas tres grandes bendiciones satisfará las necesidades del hombre.
VI. Dios Mismo Debe Proveer un Redentor
Esta redención para el hombre que le restaure la justicia,
debe emanar de Dios. Ningún hombre podría satisfacer las demandas de la
justicia en pro de la raza humana; porque todo hombre nacido por reproducción
natural es un hombre quebrantado y desvalido en manos de un enemigo que lo
domina y que tiene la autoridad de echarlo al infierno. Ningún hombre puede
permanecer ante Dios por sí mismo, porque toda la raza humana está bajo
acusación. Por lo tanto, no hay ningún hombre que pueda representar a la raza
humana delante de Dios.
VII. Requisitos del Redentor
El Redentor debe ser un hombre. No obstante, este hombre no
debe nacer por reproducción natural, sino debe ser concebido de tal manera que
no se convierta en un súbdito de Satanás. La muerte espiritual no debe morar en
la naturaleza de su espíritu.
Debe permanecer delante de Dios así como el primer Adán
permaneció en justicia, y debe poseer el mismo dominio y la misma autoridad.
Debe andar sobre la tierra como un hombre, agradando en forma perfecta al
Padre. Debe ser tentado por Satanás como el primer hombre y la primera mujer,
pero no debe someterse a la voluntad de Satanás.
Tal hombre debe entonces actuar como el Sustituto del
hombre. El pecado del hombre y la muerte espiritual deben ser puestos sobre
este hombre. Luego, el juicio de Satanás debe caer sobre él. Debe encarar las
demandas de la justicia. Para hacerlo, debe ir al infierno. Allí debe
permanecer, bajo juicio, hasta que toda exigencia legal de la justicia contra
la raza humana haya sido satisfecha. Debe permanecer allí y sufrir hasta que
Dios pueda legalmente absolver a todo ser humano que lo acepte como Salvador y
a todo aquel que confíe en el Pacto de Sangre desde el principio.
No solamente debe este redentor estar libre del dominio de
Satanás durante Su ministerio en la tierra, sino que debe ser más grande que
Satanás; Uno que, después de que haya sido pagada la sentencia, pueda
conquistar al diablo, quitándole su señorío y su dominio legal sobre el hombre.
Debe conquistar a la muerte, trayendo vida e inmortalidad al ser humano
quebrantado y en servidumbre.
Ningún ángel puede actuar como redentor del hombre porque
un ángel no podría satisfacer las demandas de Justicia. Ningún hombre podría
cumplir las exigencias de la justicia para ser redentor, a causa de su unión
con y de su sujeción a Satanás.
Solamente Dios es más grande que Satanás; por lo tanto,
Dios y el hombre deben unirse en un solo individuo. La Encarnación es la única
respuesta a la necesidad de justicia del hombre. Sólo la unión de Dios y del
hombre proveerán un redentor que ande en justicia como hombre, con la capacidad
de pagar la pena impuesta al hombre y de conquistar a Satanás.
La Divinidad misma debe sufrir por el hombre. Dios había
creado al hombre sabiendo que éste podía caer. La responsabilidad de tal
creación descansaba por completo sobre el Dios-Padre. El debe proveer la
redención. El único modo de impartir justicia a la humanidad es la Encarnación
del mismo Hijo de Dios.
El Hijo amado de Dios debe salir del seno del Padre y dejar
Su gloria y majestad que ha disfrutado con Él. Debe venir a la tierra y tomar
sobre Sí mismo el cuerpo físico de un humano. Debe andar como un hijo, agradando
al Padre; y debe conquistar a Satanás durante Su ministerio terrenal y en Su
carácter de hombre. Luego, Dios debe tomar la naturaleza pecadora del hombre,
ese monstruo horrible, llamado muerte espiritual, y ponerlo sobre el espíritu
de Su Hijo Santo y Eterno. El Hijo debe ser juzgado, y la ira y la indignación
de la justicia deben caer sobre Él.
Cuando haya pagado la pena por el hombre, será hecho justo,
y esa Justicia llegará a ser del hombre. Fue por un hombre que vino el juicio;
por consiguiente, un hombre sin pecado podrá, sobre bases legales, pagar la
pena. De ese modo la raza humana será declarada libre de culpa y de injusticia
si los hombres admiten el dominio del Encarnado.
La conclusión de nuestra lección es la siguiente: la
necesidad que el hombre tiene de la vida eterna demanda justicia; y la
necesidad que el hombre tiene de justicia, exige la Encarnación.
UN ESTUDIO DE LAS
ESCRITURAS ABARCADAS EN LA LECCION
Pasajes que Revelan la Injusticia del Hombre:
Ro 1.18. “Porque
manifiesta es la ira de Dios del cielo contra toda impiedad e injusticia de los
hombres”.
Ro 3.9-10
“Todos están bajo pecado; no hay justo, ni aun uno”. Ro 5.16-18 De uno para condenación.
Ro 5.19 “Los
muchos fueron constituidos pecadores”.
Pasajes que Revelan que el Juicio fue Pronunciado
Contra el Hombre:
Ro 5.16-18 “Por
un delito reinó la muerte por uno”.
Jn 16. 8
“Redargüirá de juicio”.
Jn 16.11 “De
juicio, por cuanto el príncipe de este mundo es juzgado”. El juicio de Satanás
se convirtió en el juicio del hombre.
Jn 3.36 “La ira
de Dios está sobre él”.
Pasajes que Muestran al Infierno como Lugar de
Confinamiento:
Sal 9.17 “Los
malos serán trasladados al infierno”.
Ap 20.13-15 “Y el que no fue hallado escrito en el libro de la vida, fue lanzado al lago de fuego”.
2P 2.4 “Sino que habiéndolos
despeñado en el Infierno, con cadenas de oscuridad, los entregó para ser
reservados al juicio”.
Pasajes que Muestran la Incapacidad del Hombre para
Redimirse:
Ef 2.12 “Sin
esperanza y sin Dios”.
Is 59.15-16 “Dios vio que no había justicia; que no había ningún hombre que pudiera actuar en favor del hombre. Por lo tanto, fue Su propio brazo el que trajo Salvación y justicia al hombre”.
Ro 3.20 “Porque
por las obras de la ley ninguna carne se justificará delante de él”.
1Jn 3.10 “hijos
del diablo”.
Jn 8.24 El que
comete pecado es siervo de pecado.
Ef 2.2-3 Andando
de acuerdo con Satanás.
Col 1.13 El
hombre bajo la autoridad de Satanás.
He 2.14-15
Satanás tiene el dominio del reino de la muerte espiritual y el hombre está
esclavizado a él.
Pasajes que Revelan que Cristo, el Hijo Encarnado,
Satisfizo las Exigencias de la Justicia como Redentor del Hombre:
En Su ministerio sobre la tierra:
Jn 8.29, nos dice: “Porque yo, lo que a Él agrada hago siempre”
Como Sustituto del pecado del hombre:
2Co 5.21; Is 53.4-6; Ro 4.25.
Como Conquistador de Satanás:
Col 2.15; He
2.14-15; Fil 2.9-10; Ap 1.18.
PREGUNTAS
1.
¿Cómo se ha vindicado Dios del cargo de injusticia?
2.
¿Por qué el infierno fue el castigo de la transgresión
del hombre?
3.
¿Qué estaba implicado en el problema de la justicia
de Dios hacia el hombre?
4.
¿Qué demandaba la justicia de Dios hacia Satanás?
5.
¿Por qué el hombre no estaba capacitado para
redimir a la humanidad?
6.
(a) Mencione las demandas que un Redentor debe
satisfacer. (b) ¿Cuál debe ser su obra en favor del hombre?
7.
¿Qué debe incluir la redención del hombre?
8.
Describa el compañerismo entre el nuevo hombre en
Cristo y Dios.
9.
Dé citas sobre:
(a)
La injusticia del hombre.
(b)
El juicio que fue pronunciado contra el hombre.
(c)
La incapacidad del hombre para hacerse justo por sí
mismo.
10.
¿Estudió cada uno de los pasajes bíblicos?
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