Hasta esta parte del curso, hemos abarcado los capítulos
del Génesis que incluyen el período desde la creación del hombre hasta su
caída. Para muchos de nosotros, estos capítulos habían sido solamente una parte
de la historia de tiempos idos, capítulos sin vida y sin interés. Los habíamos
estudiado por obligación para adquirir cierto conocimiento esencial.
Al estudiarlos ahora, a la luz de nuestra redención en
Cristo, cobran vida delante de nosotros. En ellos se desarrolla un drama de
gozo, de amor y de fe; y luego de incredulidad y de tragedia, cuyo centro lo
constituyen el Dios-Padre y el hombre.
En dichos capítulos se describe la preparación que el Amor
hizo para el hombre; la alegría del Dios Padre al crear al hombre a Su propia
imagen y Su anhelo de hacerlo colaborador Suyo en el gobierno de la creación,
dándole autoridad y responsabilidad. En el gran drama de la creación se revelan
claramente la naturaleza paternal y el amor de Dios.
Durante el reinado de muerte espiritual que siguió al
pecado de Adán, a través del cual Satanás dominó en el corazón del hombre, se
perdió el conocimiento de Dios y de Su amor. No fue sino hasta la venida de
Cristo cuando se dio a conocer a los hombres otra vez la naturaleza paternal de
Dios. Todo ello forma un ambiente perfecto para una tragedia.
I. La Naturaleza del Pecado del Hombre
El viejo problema que los teólogos han tenido que
considerar en cada generación es este: ¿Cuál fue la naturaleza del pecado
original en el hombre?
No pudo haber sido el quebrantamiento de la ley porque
hasta entonces no había sido dada ninguna ley tal como entendemos el término en
su relación con la Ley de Moisés. ¿Qué clase de pecado fue aquel que motivó la
encarnación de Cristo y el sufrimiento del Calvario?
Habiendo descubierto que el hombre fue investido de una
autoridad tan grande, que poseía una inteligencia de tal calibre que lo
capacitaba para ser el compañero de la Deidad, y que tenía en sus manos el gozo
o las penas de Dios, podemos entender ahora la naturaleza del pecado que
cometió.
A.
Pecado de Alta Traición
El pecado de Adán fue un crimen de “alta traición”. Dios le
había conferido autoridad para gobernar el universo. Tal concesión fue la más
sagrada herencia que Dios pudo haber legado al hombre (Gn 1.28; Sal 8.6).
Adán entregó este dominio legal en manos del enemigo de
Dios; Satanás. Este pecado fue imperdonable. Así se ha considerado en todas las
épocas la alta traición. La transgresión de Adán se realizó a la luz
resplandeciente de un conocimiento absoluto. Adán no fue engañado por Satanás.
El entendió perfectamente los pasos que condujeron al crimen. Su esposa, Eva,
fue engañada, pero Adán fue el Benedict Arnold de la eternidad (Benedict
Arnold, 1741-1801, militar estadounidense, que destacó durante la primera fase
de la guerra de la Independencia de este país, 1776-1783, pero que más tarde
traicionó la causa de las colonias americanas).
El hombre conocía a Dios. Conocía también a Satanás y sabía
el resultado del crimen sin nombre que cometió (1Ti 2.13-14).
Génesis 3.1-7
nos muestra que el engaño satánico de que fue víctima Eva se debió a su
incredulidad en la Palabra de Dios. Satanás, por medio de la serpiente, puso
primero en tela de juicio la Palabra que Dios les había dado, y luego la
contradijo abiertamente.
B.
La Traición de Adán Reconocida por Cristo
Hemos llegado a uno de los rasgos más interesantes del Plan
de la Redención, el dominio de Satanás sobre la creación. Ya demostramos cómo
Satanás obtuvo esta autoridad; ahora notemos algunos hechos relacionados con
este mismo asunto.
El estudiante cuidadoso de las Escrituras notará la
perfecta justicia de Dios. Dios no tomó ventaja sobre Satanás. Adán había
conferido legalmente a Satanás la autoridad con que Dios lo había investido. Si
Dios no hubiera sido perfectamente justo, hubiera desposeído a Satanás y
castigado al hombre. En vez de eso, Su gracia provee lo necesario para la
redención de la humanidad mostrando Su amor al hombre, basándose sobre la
justicia perfecta.
Se recordará que cuando Jesús comenzó Su ministerio,
inmediatamente que fue bautizado, fue llevado por el Espíritu al desierto para
ser tentado por el diablo. Durante la tentación, el diablo lo condujo a la cima
de un monte y le mostró en un instante todos los reinos de la tierra (Lc 4.6-7). Es de notar que Satanás
viene a Jesús y le dice que toda potestad y la gloria de los reinos de la
tierra le han sido entregadas a él, y que puede darlas a quien él quiera. Si el
diablo le hubiera mentido aquí a Jesús, y Él no lo hubiera descubierto, entonces
no era el Hijo de Dios Encarnado. Ahora, si el diablo hubiera mentido a Jesús y
Jesús lo hubiera sabido, la tentación no hubiera sido real.
Creemos que la Biblia habla la verdad y que la tentación de
Jesús fue real. Entonces, Jesús reconoció que Satanás tenía la autoridad y el
dominio sobre los reinos de la raza humana y que podía entregar dichos reinos a
quien él deseara. Satanás dijo: “Me han sido dados”. Sabemos que dicha
autoridad no le fue dada a Satanás por Dios. El Dios-Padre nunca le hubiera
conferido a Su enemigo el dominio sobre Su creación y sobre el hombre, objeto
de Su amor.
Satanás tentó al hombre en el huerto del Edén por razón de
su odio enconado hacia Dios. Sabiendo lo que el hombre significaba para
Dios-Padre, Satanás tomó como su objetivo dividir dicha unión y colocar a la
humanidad en un estado de esclavitud y de destrucción, dominada por él. El
diablo sabia que ello sería motivo del más grande sufrimiento para Dios-Padre.
No obstante, Satanás, en su carácter maligno, no pudo anticipar que Dios
sufriría por Su propia voluntad por causa del hombre hasta traerlo de nuevo a
Sí mismo.
Los sufrimientos físicos y espirituales de Cristo en el
Calvario revelan el triunfo del amor Divino sobre Su enemigo, Satanás. Cristo
no se sometió a esta tentación; el Amor conquistó y triunfó sobre Satanás.
II.
Resultado del Pecado de Adán
A. Entrada de la Muerte
El resultado del pecado del hombre fue el impedir el plan
de Dios. El pecado de alta traición de Adán trajo la muerte Espiritual a la
vida de la humanidad:
Romanos 5.12 nos
da una descripción de la muerte espiritual en espera de la oportunidad para
apoderarse del espíritu del hombre. El pecado del hombre deja la puerta abierta
para la entrada de esta naturaleza espantosa dentro de su espíritu.
La mayor parte de nuestra enseñanza con respecto a la caída
del hombre se ha centralizado en la entrada de la muerte física.
Ya hemos visto en nuestra última lección que el hombre en
realidad está constituido por el espíritu, y que el hombre estaba destinado a
andar en compañía de Dios, como un ser espiritual. Fue en este espíritu del
hombre creado a la imagen de Dios, donde entró la muerte.
Cuando usamos el término “muerte espiritual” no queremos
decir que el hombre dejó de ser un ser espiritual. La muerte espiritual no es
un estado de no-existencia; es un estado de existencia separada y alejada de
Dios y unida a Satanás. Hay tres clases de muerte mencionadas en las
Escrituras: la muerte física, la muerte espiritual y la segunda muerte.
La muerte física es algo violento y no natural: la
separación del espíritu y alma del hombre de su cuerpo. La muerte espiritual es
más violenta y mucho menos natural para la humanidad. Es la separación del
espíritu del hombre de su Dios (Ef 4.18).
La segunda muerte es la separación eterna de Dios, y el
comienzo de una existencia donde la naturaleza de Dios ya no es, y nunca más
volverá a ser, accesible al hombre (Ap
20.11-15).
B. La Muerte Espiritual, una Naturaleza
La muerte espiritual es en realidad una naturaleza. Las
potencias verdaderas actuales son de carácter espiritual: Dios es un espíritu (Jn 4.24), Satanás es un espíritu (Ef 6.12) y el hombre es un espíritu (1Ts 5.23).
El hombre, creado a la imagen de Dios y siendo un ser más
elevado, depende de un poder más elevado que él por lo que respecta a su vida
espiritual. Debe participar, o bien de la naturaleza divina, o de la naturaleza
satánica. Dios es un Espíritu, y Su naturaleza es vida (Jn 5.26).
Satanás es un espíritu también, y su naturaleza siendo opuesta a la de Dios, es muerte. Fue la muerte espiritual, emanada de la naturaleza de Satanás, la que tomó posesión del espíritu del hombre (Ef 2.1-5). Hay dos palabras con que se inicia la Biblia: “vida” y “muerte". Sin la comprensión de estos dos términos no podemos tener un concepto coherente de Dios y de Su revelación al hombre: la Biblia.
La primera muerte que entró con la caída fue la muerte
espiritual. A Adán se le había dado a elegir. El Árbol de la Vida hubiera unido
al hombre con Dios. El Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal lo unió con
Satanás (Gn 2.9, 16-17).
C. Una Muerte Doble
Cuando el hombre recibió autoridad sobre el Universo, Dios
lo advirtió diciéndole que al desobedecer moriría. La traducción literal de Génesis 2.17, en la parte final, donde
dice “ciertamente morirás”, es la
siguiente: “muriendo, morirás”. Esto revela la muerte doble.
En el mismo momento en que Adán cometió el pecado de alta
traición, murió espiritualmente, pero no murió físicamente sino hasta
novecientos treinta años más tarde. La muerte espiritual llegó a la tierra
primero y luego se manifestó en la naturaleza física, destruyéndola. La muerte
física es solamente una manifestación de su causa, o sea la muerte espiritual.
Una vez que el hombre hubo muerto espiritualmente, su
cuerpo se hizo mortal, condenado a muerte. La muerte espiritual llegó a ser universal.
Toda la humanidad fue identificada con Adán en su muerte espiritual. Adán, el
padre de la humanidad, la obra maestra de la creación divina, había muerto
espiritualmente. Había fracasado en su responsabilidad como custodio del gozo
de Dios. El hombre a quien él traería a la vida tendría su misma naturaleza.
Aquella muerte espiritual se convierte en la naturaleza de cada hombre que nace
en el mundo.
Romanos 5.12,
declara que la muerte pasó a todos los hombres. Romanos 5.17-19a, dice
que: “por la desobediencia de un hombre
los muchos fueron constituidos pecadores...” Y Romanos 5.15, declara: “...por
la trasgresión de aquel uno murieron los muchos...”
El sueño de Dios no puede realizarse. La humanidad está
muerta espiritualmente.
III. Naturaleza
de la Muerte Espiritual
Entendemos perfectamente que de la naturaleza satánica
fluyen el odio, la codicia, el crimen y toda fuerza impura y mala del mundo. No
podríamos entender la condición y el problema de la humanidad sin saber que la
muerte espiritual, causada por la naturaleza satánica, reina en el espíritu del
hombre. Es muy claro que cuando la muerte espiritual entró a la vida de Adán,
su espíritu experimentó un cambio completo. El hombre volvió a nacer cuando
pecó, pero nació engendrado por Satanás. Llegó a participar de la naturaleza
satánica y se hizo hijo de Satanás. Léase Juan
3.12; 5.24; 1 Juan 3.12, 14-15; Efesios 2.1-5.
La muerte espiritual, ese monstruo espantoso, se apoderó de
la soberanía, del dominio y del señorío sobre la creación.
Romanos 5.17a
dice: “Pues si por la trasgresión de uno
solo reinó la muerte...”. La muerte asumió una personalidad, por el acto de
alta traición de Adán comienza a reinar la muerte. Es en realidad el reinado de
Satanás.
Hebreos 2.14
habla de que Satanás retiene la autoridad, el dominio del reino de la muerte
espiritual.
Romanos 5.17a
nos dice: “Pues si por la trasgresión de
uno solo reinó la muerte...”,
mostrándonos que la muerte “imperó” como soberana.
Romanos 5.21a
dice: “Para que así como el pecado reinó (como
soberano) para muerte”. Aquí tenemos
la verdad expresada claramente. La muerte (la naturaleza de Satanás) se ha
apoderado de la soberanía y la creación de Dios, la cual está ahora bajo su
dominio.
PREGUNTAS
(Responda lo más ampliamente posible)
1.
¿Cuál fue la naturaleza del pecado de Adán?
2.
¿Fue engañado Adán? Cite algún pasaje.
3.
Mencione y explique el incidente del Nuevo
Testamento que revela la autoridad de Satanás sobre la creación.
4.
¿Por qué Satanás deseó traer la muerte espiritual a
la vida del hombre?
5.
Explique Romanos 5:12.
6.
¿Qué es la muerte espiritual?
7.
¿Cuál fue la “muerte doble” de Adán?
8.
¿Cuáles son los tres principales seres
espirituales?
9.
Mencione algunos pasajes que demuestren que la
muerte espiritual pasó a toda la humanidad.
10.
Mencione el contraste entre los frutos de la
naturaleza divina y los frutos de la naturaleza satánica.
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