viernes, 9 de enero de 2015

De judío a cristiano


En Gálatas 1:13-24 Pablo nos empieza a contar su testimonio como una introducción de lo que va a tratar más adelante acerca del problema con los judaizantes.

Lo que nos va a dejar bien en claro es que desde su conversión la iglesia reconoció que era un creyente en Cristo y parte de ella.

Gálatas 1:13-24
13 Ustedes ya han escuchado y están enterados de mi conducta anterior cuando pertenecía a la religión Judía (al judaísmo), de la furia e intensidad con que perseguía a la iglesia de Dios,  [y que en mi celo hacía mi mayor esfuerzo] tratando de destruirla;
14 y cómo aventajaba en el [estudio y la observancia de las leyes del] judaísmo a muchos de mis compatriotas contemporáneos (de mi edad), mostrando mucho más celo por las tradiciones de mis antepasados (de mis padres).
15 Pero Dios, que aún desde antes de mi nacimiento me había escogido y llamado por su gracia (el favor y la buena voluntad de Dios hacia nosotros),
16 se agradó en revelar (descubrir, dar a conocer) a su Hijo en mí para que yo le anunciara (predicara) entre los Gentiles (los que no son Judíos), no consulté (no tomé opinión, ni pedí consejo, ni me comuniqué) enseguida con carne y sangre (con ninguna persona),
17 ni tampoco subí a Jerusalén para entrevistarme con los que ya eran apóstoles (mensajeros, agentes y enviados especiales de Cristo) antes que yo. Por el contrario, me retiré durante un tiempo a la región de Arabia, y después regresé a Damasco.
18 Después de tres años, subí a Jerusalén para conocer personalmente y entrevistarme con Cefas (Pedro), y me quedé con él quince días.
19 Pero no vi a ningún otro de los apóstoles (mensajeros, agentes y enviados especiales de Cristo), sino a Jacobo (Santiago), el hermano del Señor.
20 Dios me es testigo que en esto que les escribo no miento.
21 Después de aquella visita estuve en las provincias (regiones, laderas) de Siria y Cilicia.
22 Por eso no me conocían personalmente [en] las iglesias de Cristo (el Ungido) que había en Judea.
23 Solamente sabían de mí lo que continuamente llegaba a sus oídos: “El que antes nos perseguía, ahora esta predicando (anunciando) la fe que tiempo atrás había intentado destruir (asolaba, devastaba).”

24  Y daban gloria a Dios por el cambio que en mí se había operado.

En este relato, Pablo nos cuenta acerca de su conversión y el efecto que causó en la iglesia.

Primero nos habla de su pasado como judío y perseguidor de la iglesia; era tal su celo por Dios que estaba dispuesto a exterminar a todo aquello que se levantase contra de su religión.

Hechos 9:1-2
1 Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote,
2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén.  

Luego nos habla del llamado de Dios para su vida, en particular de su revelación de Jesucristo para predicarlo entre los gentiles.

Pablo nos cuenta que lo primero que hizo fue consultar con Dios y no con los hombres; en ese sentido dice que se retiró un tiempo a Arabia y luego regresó a Damasco.

Cuando ya tuvo un entendimiento claro de la revelación de Jesucristo fue a entrevistarse con el apóstol Pedro, evidentemente para conocer más de la verdad que había recibido de parte de Cristo mismo.

Luego cuenta que volvió a salir, esta vez a Cilicia y Siria.

Y finalmente nos dice cual fue el resultado de su conversión, aunque la gente no lo conocía, glorificaban a Dios por el cambio en su vida.





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