¿Qué Es La Fe?
Textos Bíblicos:
Hebreos 11:1; Marcos 11:23-24; Juan 20:24-29; Romanos 4:17-21.
Verdad Central: La fe
es apoderarse de las irrealidades de la esperanza y traerlas al reino de la
realidad.
Un versículo clave en el estudio de la fe es uno familiar
encontrado en Hebreos 11: "La fe es
la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve". La
traducción de Moffatt de este versículo dice, "Ahora, la fe significa que estamos seguros de lo que esperamos,
convencidos de lo que no vemos". Otra traducción dice, "La fe es dar substancia a las cosas que se
esperan". Todavía otra traducción dice, "La fe es el hecho de garantía de que las cosas que hemos esperado son
finalmente nuestras". Aquí Dios nos está diciendo lo que es la fe.
Hay muchas clases de fe. Toda persona, salva o no salva,
tiene una fe humana natural. La escritura de arriba, sin embargo, está hablando
de una fe sobrenatural – una fe que cree con el corazón en vez de creer lo que
sus sentidos físicos le puedan decir. La fe, en otras palabras, es apoderarse
de las irrealidades de la esperanza, y traerlas al reino de la realidad. Y la
fe nace de la Palabra de Dios.
Nuestro texto describe la fe como "la evidencia de las cosas que no se ven". Por ejemplo: Tú
esperas tener el dinero para cumplir con las obligaciones que tienes. La fe te
da la seguridad de que tendrás el dinero cuando lo necesites. Tú esperas tener
la fortaleza física para hacer el trabajo que debes hacer. La fe dice, "El Señor es la fortaleza de mi vida, ¿de
quién temeré?" (Salmos 27:1). La fe dirá de sí misma lo que la Palabra
diga, porque la fe en Dios es simplemente fe en su Palabra.
Aprendí una importante lección de fe poco después de ser
levantado del lecho de aflicción hace muchos años. Necesitaba trabajo, y como
esto sucedió durante la depresión, no era fácil encontrar trabajo. Pude
conseguir uno en un vivero ayudando a talar árboles de melocotón. Con otro
muchacho en el otro extremo del árbol, juntos arrancábamos esos árboles de dos
años para llenar los encargos que llegaban. Este era un trabajo duro –
especialmente ya que yo había estado dieciséis meses postrado en cama y en
aquel tiempo apenas habían pasado unos pocos meses desde que me había
levantado.
Cada día el número de trabajadores disminuía, y cada día
alguien me decía, "Bueno, no pensaba
que vendrías hoy. ¿Sabes? dos o tres renunciaron ayer".
"Si no fuera por
el Señor yo no estaría aquí", contestaba, "porque ves, Su fortaleza es mi fortaleza. La Biblia dice, 'El Señor es
la fortaleza de mi vida...'. Mi vida
consiste de lo físico tanto como también de lo espiritual, y el Señor es la
fortaleza de mi vida". Si me hubiera dejado llevar por mis sentidos no
habría salido de la cama. Actué en la Palabra porque sabía lo que era la fe.
Nunca recibí ninguna fortaleza hasta que empecé a trabajar. Mucha gente quiere
recibir y entonces creer que lo tienen. Así no funciona. Tienes que creer
primero, y entonces recibirás. Así que me sacaba de la cama todas las mañanas y
me iba a trabajar, ganando fortaleza mientras iba confiando en la Palabra de
Dios. Aunque yo era el más débil y el más delgado entre ese grupo de hombres,
fui el último que me quedé en el trabajo.
Podemos decir que sabemos que la Palabra de Dios es
verdadera, pero no lo sabremos hasta que hayamos actuado en ella y hayamos
cosechado sus resultados. La fe es darle substancia a las cosas que se esperan.
Yo me fui a trabajar, actué en la Palabra de Dios. Esperé fortaleza física para
hacer el trabajo que sabía que tenía que hacer, y actuando en la Palabra de
Dios mi fe le dio substancia a aquello por lo que yo esperaba. "Lo
tendré alguna vez", dice la esperanza. La fe dice, "Lo tengo ahora".
La Fe de la Cabeza contra La Fe del Corazón
John Wesley dijo una vez que el diablo le ha dado a la
iglesia un sustituto para la fe, uno que se parece y suena mucho como la fe,
tanto que algunas personas no pueden ver la diferencia. Le llamó a este sustituto
“asentimiento mental". Mucha
gente lee la Palabra de Dios y está de acuerdo en que es verdad, pero solamente
están de acuerdo con sus mentes. Y eso no es lo que produce resultados. La fe
del corazón es la que recibe de Dios.
Marcos 11:23-24: “Porque
de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en
el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo
que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando,
creed que lo recibiréis (cuando oréis), y os vendrá”.
¿Cómo podemos decir si tenemos esta fe del corazón o si
solamente estamos de acuerdo mentalmente? El asentimiento mental dice: "Yo sé que la Palabra de Dios es verdad. Yo
sé que Dios ha prometido sanidad, pero por alguna razón yo no la puedo obtener;
no lo entiendo". Sin embargo, la fe verdadera en la Palabra de Dios
dice: "Si la Palabra de Dios lo
dice, entonces así es. Es mío. Lo tengo ahora". La fe dice: "Lo tengo aunque no lo pueda ver".
He oído a algunas personas decir: "Pero todavía no ha sucedido aquello por lo que he estado orando".
Si ya lo tuvieras, no tendrías que creerlo porque ya lo sabrías. Tienes que dar
ese paso de creer para llegar al lugar de saber. Demasiadas personas quieren
saberlo desde el punto de vista en el que ya ha sucedido, y entonces creerlo.
Tenemos que creerlo porque la Palabra de Dios dice que es nuestro, entonces se
materializa.
Nótese en el versículo citado anteriormente que el recibir
viene después del creer. "Todo lo
que pidiereis orando, creed que lo recibiréis (al orar), y os vendrá". Jesús estaba diciendo
simplemente, "Tienes que creer que
lo tienes antes de que lo puedas recibir".
Yo nunca he podido recibir sanidad física para mí mismo sin
creer primero que la tengo, mientras todos los síntomas en mi cuerpo están gritando:
"No lo tienes". Yo
simplemente me mantengo firme en lo que la Palabra de Dios dice acerca de mi
sanidad y continúo diciendo que estoy sano. Entonces más adelante vienen los
resultados. Pero si yo me sentara quejándome y gimiendo, acongojado y lamentándome,
esperando que todos los síntomas se vayan y que mis sentidos correspondan con
mi fe antes de creer, nunca llegaría muy lejos, Porque "la fe es...la evidencia de las cosas no
vistas".
La Fe De Abraham contra La Fe De Tomás
Demasiados cristianos tienen una "fe como la de Tomás" cuando deberían tener "una fe como la de Abraham". Tomás
dijo, "Si no veo, no creo",
mientras que Abraham "no dudó ante
la promesa de Dios ...sino que se fortaleció en fe".
En Juan 20:24-29 dice: “Pero
Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino.
Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si
no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de
los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré. Ocho días después,
estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando
las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo
a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi
costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le
dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás
creíste; bienaventurados los que no vieron y creyeron”.
¿Por qué fue tan difícil para Tomás creer que Jesús estaba
vivo? Tomás había visto los clavos traspasar las manos de Jesús y la lanza
atravesar su costado. Sus sentidos físicos le decían que Jesús estaba muerto.
Tomás estaba usando el conocimiento mental, en vez de la fe del corazón.
Compara ahora la fe de Abraham:
Romanos 4:17-21: “(Como
está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien
creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si
fuesen. El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de
muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. Y
no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto
(siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó,
por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando
gloria a Dios. Plenamente convencido de que era también poderoso para hacer
todo lo que había prometido”.
Note la diferencia entre la fe de Tomás y la fe de Abraham.
Tomás solamente tenía una fe humana natural, la cual decía: "No creeré a menos que sienta y vea".
Abraham, sin embargo, creyó la Palabra de Dios, no considerando su propio
cuerpo; sus propios sentidos naturales. Si Abraham no consideró su conocimiento
físico o sus sentidos, ¿entonces qué consideró? (La Palabra de Dios).
Hace muchos años cuando fui sanado de un problema en el
corazón, yo estuve luchando con algunas de esas enseñanzas de fe como mucha
gente hace. Los alarmantes síntomas del corazón regresaban. Mientras oraba y me
mantenía en las promesas de Dios, aun mientras padecía un severo dolor, el
Señor me recordaba a Abraham quien "no
consideró su propio cuerpo". El me mostró que no debía considerar mi
propio cuerpo, sino que en vez de eso debía considerar Su Palabra. A medida que
hice eso, repitiendo para mí mismo alguna de las promesas de Dios en las
escrituras acerca de la sanidad, como por ejemplo: "Ciertamente llevó El nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores",
todos los síntomas se iban. Muchas veces enfocamos nuestra atención en lo
incorrecto. Consideramos nuestro cuerpo físico y los síntomas en vez de mirar a
la Palabra de Dios.
"Bueno, Dios no ha
oído mi oración todavía. Me estoy poniendo peor, y creo que terminaré siendo
operado", gemía un hermano querido. Y lo será, mientras viaje en esa
carretera de incredulidad. En una iglesia que visité, cierta mujer terminaba su
testimonio regularmente con: "Oren
por mí, creo que tengo cáncer". Sin duda si sigue creyéndolo, lo
tendrá. Jesús dijo: "Conforme a tu
fe te sea hecho". Otra persona solicitó oración diciendo, "Por favor, oren por mí. Creo que me estoy
resfriando". Si eso es lo que crees, mi oración no hará ningún bien,
porque "conforme a tu fe te sea
hecho" (Mateo 9:29). Necesitamos andar por la fe, y no por la vista.
Algunos han malentendido este tipo de enseñanza, pensando que
les digo a las gentes que nieguen todo síntoma y que sigan como si ni estuvieran
ahí. Piensan que estoy enseñando Ciencia Cristiana. Sin embargo, esto no es
Ciencia Cristiana, esto es Sentido Cristiano. No negamos los dolores u otros
síntomas, porque ellos son muy reales. En vez de eso, miramos más allá de ellos
a las promesas de Dios.
La fe real en la Palabra dice: "Si Dios dice que es así, entonces es así. Si Él dice 'Por sus llagas
fuisteis curados’, entonces yo estoy sano. Si dice, 'Dios suplirá todo lo que
os falta', entonces lo hace. Si dice, 'El Señor es la fortaleza de mi vida',
entonces lo es". En otras palabras, le fe verdadera simplemente dice
de uno lo que la Palabra de Dios dice.
La fe verdadera es edificada en la Palabra. Debemos meditar
en la Palabra; escudriñarla profundamente y alimentarnos de ella. Entonces la Palabra
se volverá una parte de nosotros como cualquier comida natural se vuelve parte
de nuestro cuerpo físico cuando comemos. Lo que la comida natural es a nuestro
hombre físico, la Palabra de Dios es a nuestro hombre espiritual. La Palabra
edifica en nosotros confianza y seguridad.
Texto Para Memorizar: "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que
no se ve" (Hebreos 11:1).
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