Lección 4
La Fe Ve La
Respuesta
Textos Bíblicos:
Proverbios 4:20-22; Hebreos 13:5-6; 4:14; Marcos 11:23
Verdad Central: Mirando
continuamente a la Palabra, la fe ve la respuesta.
En nuestras lecciones anteriores sobre la fe, hemos estado
aprendiendo que la fe no es algo que nosotros tenemos sino algo que hacemos.
Hemos visto que la fe no es esperar que veremos la respuesta en el futuro. La
fe es creer que tenemos la respuesta ahora. Los ojos de la fe ven la respuesta
como si ya hubiera sucedido.
En Proverbios 4:20-22 dice: “Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No
se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los
que la hallan, y medicina a todo su cuerpo”.
Observa que esta escritura dice: "No se aparten (mis palabras) de
tus ojos...". Mucha gente fracasa porque se ven a sí mismos fracasar.
Si están enfermos, piensan de sí mismos como si estuvieran muriéndose. La
Palabra de Dios dice: "El mismo tomó
nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias". (Mateo 8:17). Si
esa Palabra no se aparta de tus ojos, tendrás que verte a ti mismo sin
enfermedades. Sin embargo, si no te ves a ti mismo como si estuvieras sano,
entonces esa Palabra se ha apartado de tus ojos. Y aunque Él quiera hacer de la
salud una realidad en tu vida, no puede porque tú no estás actuando en Su
Palabra.
Observa también en el versículo 22, "Porque (mis palabras) son vida a los que las hallan, y medicina a
todo su cuerpo”. La palabra hebrea traducida "medicina" aquí es también la palabra salud. En otras palabras:
"Mis palabras son salud a todo su
cuerpo". Los primeros dos versículos de este pasaje nos dan las instrucciones
para tomar la medicina de Dios. ¿Cuáles son estas instrucciones? ("Está atento" o estudia la Palabra
de Dios, y obedece esta Palabra, "guárdala
en medio de tu corazón")
¿Y cuál es la medicina de Dios? "Mis palabras son vida a los que las hallan y medicina a todo su cuerpo".
Pero la medicina debe ser tomada según las instrucciones para que tenga
resultado, y una de las instrucciones es: "No se aparten (mis palabras) de
tus ojos". Mantente mirando a lo que la Palabra dice.
Muchísimas personas oran y oran, pero nunca se ven a sí
mismas con la respuesta. Lo ven todo peor. Se mantienen mirando a lo incorrecto
– a los síntomas, a las condiciones, a sí mismos – así que caminan en
incredulidad y destruyen los efectos de su oración. Pon tu mente en la
respuesta. Mírate a ti mismo como si ya hubieras recibido. Constantemente
afirma, aun frente a la evidencia contradictoria, que Dios ha escuchado tu oración
porque la Palabra así lo dice. Entonces verás resultados.
Debemos creer que lo tienes antes de que lo puedas recibir.
"Todo lo que pidiereis orando, creed
que lo recibiréis, y os vendrá" (Marcos 11:24). El creer viene antes
del recibir.
Hay algunos que dicen: "No voy a creer nada que no pueda ver". Pero en lo natural
creemos un montón de cosas que no podemos ver. El mundo entero se alarmó cuando
iban a explotar las bombas atómicas dejando salir material radioactiva dentro
de la atmósfera. No lo puedes sentir, pero aun así es un poder destructivo.
La Fe Contradice A Las
Circunstancias
Hebreos 13:5-6 dice: “Porque
Él dijo: no te desampararé, ni te dejaré. De manera que podemos decir
confiadamente: el Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el
hombre”.
¿Estamos diciendo confiadamente que el Señor es nuestro
ayudador? Esto es lo que deberíamos estar diciendo. "Bueno, oren por mí. Me siento como si el Señor me hubiera desamparado",
lloraba una pobre hermana. Sin embargo Dios dijo: "No te desampararé, ni te dejaré". "No sé si podré o no, espero poder lograrlo. Oren por mí para que pueda
mantenerme fiel hasta el final", es una petición muy familiar en las
reuniones de oración y testimonios. Pero eso no fue lo que Dios nos dijo que
dijéramos confiadamente.
Muchísima gente está diciendo confiadamente: "Estoy abatida, estoy derrotada. El diablo me
tiene atada". Pero en ninguna parte de la Biblia encontramos nosotros
que Dios nos dijo que dijéramos confiadamente eso. Dios dijo: "No te desampararé, ni te dejaré; de manera
que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador".
Dejemos de decir lo incorrecto y empecemos a decir lo
correcto. Di que el Señor es tu ayudador. Di que el Señor es tu sanador. Di que
el Señor tomó tus enfermedades y sufrió tus dolores. Debes mantenerte hablando
lo correcto. Debes mantenerte creyendo lo correcto.
Lo que abate a las personas es simplemente el pensar lo
incorrecto, el creer lo incorrecto y el hablar lo incorrecto. El diablo no te
puede derrotar porque Jesús ya ha derrotado al diablo por ti. Satanás no te
vence, tú te vences a ti mismo. O si lo hace es porque tú se lo permites. Es un
consentimiento de ignorancia. Dios nos ha dado Su Palabra para que nos dirija
de manera que nuestro creer sea correcto. Y si nuestro pensar es correcto y
nuestro creer es correcto, entonces nuestro hablar será correcto. "El Señor es mi ayudador". "El Señor es mi fortaleza".
La Fe 'Dice' La Respuesta
La fe verdadera en la Palabra dice que si Dios dice que es
así, entonces así es. Si Él dice que "Por
cuya herida fuisteis sanados" (1°Pedro 2:24), entonces somos sanos. Si
Él dice que, "Mi Dios suplirá todas
vuestras necesidades conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús"
(Filipenses 4:19), entonces Él lo hace. Si la Palabra dice: “El Señor es la fortaleza de mi vida"
(Salmos 27:1), entonces lo es. En otras palabras, la fe verdadera en Dios
simplemente dice de uno lo que la Palabra dice. Tenemos lo que la Palabra dice.
Somos lo que la Palabra dice que somos. Si Dios dice que somos fuertes,
entonces lo somos. Si Él dice que tiene cuidado de mí, entonces es así.
Hebreos 4:14 dice: “Por
tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo
de Dios, retengamos nuestra profesión”.
Como Jesús es nuestro sumo sacerdote y está sentado a la
diestra de Dios en el cielo, haciendo intercesión por nosotros, podemos tener
las respuestas a nuestras peticiones ahora mismo. Buscando la palabra griega
aquí traducida "profesión"
me enteré que debería decir: "Retengamos
el decir las mismas cosas".
Jesús está en el cielo, representándonos ante el trono de
Dios. Él está diciendo, "Yo tomé su
lugar, o morí por y ellos como su sustituto". Jesús no murió por sí
mismo. No necesitaba redimirse a sí mismo porque no estaba perdido. Él murió
por nosotros. Él se volvió nuestro sustituto. El tomó nuestros pecados, tomó
nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias. Él murió por nosotros, se
levantó de los muertos por nosotros, y ascendió a los cielos por nosotros. Él está
allá arriba ahora diciendo: "Yo hice
eso por ellos," y nosotros debemos mantenernos diciendo las mismas
cosas aquí abajo.
Marcos 11:23 dice: “Porque
de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en
el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo
que diga le será hecho”.
No es solamente un asunto de fe saliendo de tu corazón hacia
Dios, sin que tú digas nada. Eso no obrará resultado. En ninguna parte de la
Biblia leemos que eso es lo que debemos hacer. La fe mantenida en el corazón
solamente, nunca traerá sanidad a tu cuerpo o la plenitud del Espíritu Santo, o
una respuesta a la oración. Pero la fe en tu corazón, que es soltada a través
de tus labios, traerá resultados.
Texto para Memorizar:
"No se aparten (mis palabras) de tus
ojos..." (Proverbios 4:21).
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