Lección 5
La Fe En
Acción (Parte 1)
Textos Bíblicos: Josué
6:2-5,16,20; Lucas 5:18-20;24,25.
Verdad Central: Grandes
milagros son realizados por aquellos que actúan en la Palabra de Dios.
En ambos, el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento vemos
ejemplos de cómo el pueblo de Dios, poniendo su fe en acción, fueron capaces de
realizar hechos grandiosos. Grandes milagros fueron llevados a cabo por hombres
humildes, quienes en simple fe crédula, actuaron en la Palabra de Dios.
La Fe En Acción En El Antiguo 'Testamento
Josué 6:2-5,16,20: “Mas
Jehová dijo a Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con
sus varones de guerra. Rodearéis, pues, la ciudad todos los hombres de guerra,
yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto haréis durante seis días. Y siete
sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de carnero, delante del arca; y al
séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las
bocinas. Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis
el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la
ciudad caerá, entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia adelante... Y
cuando los sacerdotes tocaron las la séptima vez, Josué dijo al pueblo: Gritad,
porque Jehová os ha entregado la ciudad... Entonces el pueblo gritó, y los
sacerdotes tocaron las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el
sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo
subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron”.
En el versículo 2 leemos que Dios le dijo a Josué que Él
había entregado la ciudad de Jericó "en su mano". Esto no
significaba, sin embargo, que Josué y el pueblo de Israel podían sentarse y
relajarse mientras la ciudad automáticamente llegaba a ser suya. Tuvieron que
hacer algo.
Dios les dio instrucciones específicas de cómo ir a tomar
posesión de la tierra que Él ya les había dado, pero ellos tenían que creer esa
Palabra y actuar en ella. Su actuación en la Palabra fue su fe en acción.
Tenían que marchar alrededor de los muros de la ciudad una
vez al día por seis días. En el séptimo día, tenían que marchar alrededor de la
ciudad siete veces. Luego cuando los instrumentos musicales sonaran, tenían que
gritar. Observa que ellos gritaron mientras los muros todavía estaban en pie.
Cualquiera puede gritar cuando los muros se han derrumbado; para hacer eso no
se necesita fe. Pero ellos pusieron su fe en acción. Ellos "gritaron con gran vocerío", y el
muro se derrumbó.
Muchísimas personas están sentadas esperando que algo les
suceda. Ellos están más o menos inertes con una fe pasiva en vez de una fe
activa, esperando que algo suceda. Conocí a un hombre así hace algunos años en
Colorado. No tenía trabajo. Tenía una esposa y cinco hijos, y estaba esperando
que algo sucediera. Pero lo único que sucedía eran más cuentas que pagar. El
necesitaba ponerse a trabajar. Todos tenemos ciertas obligaciones y no podemos
quedarnos en casa y esperar que algo nos venga a nosotros. Pero si oramos,
creemos y entonces actuamos, algo sucederá.
La Fe En Acción En El Nuevo Testamento
Lucas 5:18-20,24-25: “Y
sucedió que unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico,
procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él. Pero no hallando cómo
hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le
bajaron con el lecho, poniéndole en medio, delante de Jesús. Al ver él la fe de
ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados... Pues para que sepáis
que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo
al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. Al
instante, levantándose en presencia de ellos, y tomando el lecho en que estaba
acostado, se fue a su casa, glorificando a Dios”.
Mientras Jesús estaba en una casa enseñando, unos hombres
trajeron a su amigo donde Jesús para que lo sanara. El hombre era paralítico y
estaba postrado en cama. La multitud era tan grande que estos hombres no podían
llegar donde Jesús estaba. Pero en vez de rendirse, ellos tomaron la
determinación de encontrar un medio de llevar a su amigo a Jesús. Se subieron
al techo y por una abertura del tejado, bajaron al hombre con el lecho dentro
del cuarto delante del Señor.
¿Por la fe de quién se realizó este milagro – el hombre en el
lecho, o los amigos que lo trajeron a Jesús?
La escritura dice, "al ver él
la fe DE ELLOS...". La palabra "ellos" es plural. Fue la fe de todos ellos. Hubiera sido fácil
para los amigos del hombre, al ver la gran multitud rodeando a Jesús, haberse
encogido de hombros, rendirse y haber regresado a casa diciendo, "Bueno, por lo menos hemos tratado. Hicimos
lo que pudimos". Pero ellos no se dieron por vencidos tan fácilmente.
Ellos encontraron una manera de llevar a su amigo a Jesús.
El hombre enfermo demostró tener una gran fe también, porque
¿cuántos inválidos permitirían ser subidos a un tejado? Más aun, cuando Jesús
le dijo que se levantara y caminara, él no estaba mejor. Él estaba ahí acostado
tan indefenso como siempre. Pudo haber dicho: “¿Levántate y anda? ¿Es que no has visto que estos hombres me han
traído hasta aquí? Yo no me puedo levantar. Tendrás que sanarme primero".
Pero no, cuando Jesús le dijo que se levantara, él comenzó a moverse y al
hacerlo, el resultado fue la sanidad. Si él se hubiera negado a actuar en la
Palabra del Maestro, no hubiera recibido la sanidad. Pero como actuó, recibió.
La Fe En Acción En El Siglo Veinte
En los tempranos días del movimiento pentecostal, una mujer
evangelista estaba ministrando a cuatro personas en sillas de ruedas. En un
tono muy bajo les dijo: "Levántense
y anden en el Nombre de Jesús". Tres de ellos se levantaron y
caminaron. El cuarto dijo, "No puedo
caminar".
"Los otros no
podían caminar tampoco", dijo la evangelista, "pero lo hicieron". "Ya sé que lo hicieron", dijo la
mujer inválida, "pero yo no puedo.
Hace años que no he caminado". Y la evangelista tuvo que irse y
dejarla allí sentada. Los otros actuaron su fe y cosecharon los resultados.
En una iglesia donde yo estaba ministrando había un hombre
que se había quemado la parte inferior de su cuerpo, quedando imposibilitado
para caminar. Sólo deslizaba los pies sobre el suelo. Durante el servicio de
sanidad una noche este hombre pasó adelante para recibir oración. El Señor me
había dicho qué hacer, y cuando llegué a él le dije: "¿Puedes correr?" Sorprendido ante tal pregunta, me dijo:
"Oh no, ni siquiera puedo caminar,
mucho menos correr".
Entonces le dije: "El
Señor me ha dicho que te diga que corras". El hombre no lo pensó dos
veces, se dio la vuelta y empezó a deslizarse por el pasillo tan rápidamente
como pudo. Hizo esto tres o cuatro veces alrededor de la iglesia, y cuando regresó al frente estaba caminando
normalmente. ¡El hombre estaba perfectamente curado! El activó su fe.
En el servicio de la noche siguiente vimos otro milagro como
resultado del primero. Dos caballeros ancianos respondieron a la invitación
para ser salvos algo que no se ve con frecuencia. Supe más tarde que esos
hombres eran hermanos, de setenta y dos y setenta y cuatro años de edad. Parece
que estos hermanos eran vecinos del hombre que había sido sanado la noche
anterior. Cuando vieron al hombre inválido afuera trabajando en su jardín el
día siguiente, pensaron que había salido afuera a gatas. Pero entonces lo
vieron levantarse en pie y derecho, y caminar alrededor de la casa. Se
apresuraron para ver lo que había sucedido, y él les contó sobre la sanidad y
lo que el Señor había hecho por él. Como resultado los dos hombres vinieron al
servicio esa noche y dieron sus corazones al Señor.
Una de las mejores definiciones de la fe es: Si crees, vas a
actuar. Si crees la Palabra de Dios, actuarás como si fuera verdad. "Es, pues, la fe la certeza de lo que se
espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1). La fe es dar
sustancia a las cosas por las que se espera.
Texto Para Memorizar: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se
espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1).
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