Siete Pasos Hacia La Clase Más Elevada De Fe (Parte 2)
Textos Bíblicos: 2 Corintios 5:17; 1 Juan 1:3-4,7;
Juan 14:13-14.
Verdad Central: La comunión es la madre de la fe.
Es la madre del gozo. Es la fuente de la victoria.
A medida que perseveramos en nuestro estudio de la Palabra de
Dios hacia un entendimiento más profundo del significado de la fe, en esta
lección veremos tres pasos más hacia la clase más elevada de fe. Estos pasos
van a imprimir en nosotros la realidad de (1) la nueva creación, (2) nuestra
comunión con el Padre, y (3) la autoridad del nombre de Jesús.
Paso 3 – La Realidad De La Nueva Creación
2 Corintios 5:17 dice: “De
modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron;
he aquí todas son hechas nuevas”.
Para lograr la clase más elevada de es necesario que sepamos
la realidad de la nueva creación. Necesitamos saber que en la mente de Dios,
fuimos creados en Cristo Jesús cuando Él fue hecho pecado como nuestro
sustituto. Deberíamos saber que en el momento en que aceptamos a Cristo como a
nuestro Salvador y lo confesamos como Señor, fuimos recreados. Ahí es cuando el
aspecto legal se volvió una realidad en nuestra vida.
Tenemos hoy en nuestros espíritus la misma vida y naturaleza
de Dios. Esto no es una experiencia, no es una religión, no es unirse a una
iglesia. Es un nacimiento real de nuestro espíritu. Somos los hijos e hijas de
Dios. Él es nuestro Padre. Sabemos que hemos pasado del dominio de Satanás y
muerte espiritual al reino de la vida a través de Jesucristo. "Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte
a vida, en que amamos a los hermanos" (1 Juan 3:14). Sabemos que
estamos en la familia de Dios, somos hijos de Dios. Uno no puede unirse a esta
familia, debe nacer dentro de ella.
¿Cómo nos afecta esto en la vida diaria? Si Dios es nuestro
Padre y nosotros somos sus hijos. Tenemos tanta libertad y comunión con el
Padre como tuvo Jesús en su andar sobre la tierra, ¡porque el Padre nos ama
tanto como amó a Jesús! "Para que el
mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos COMO TAMBIEN A MI
ME HAS AMADO".
Colosenses 1:18 dice: "Y Él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia: El que es el
principio, el primogénito de los muertos; para que en todo tenga la
preeminencia". Jesús es el primogénito, pero nosotros también hemos
nacido de los muertos. Pedro dijo, "Siendo
renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la Palabra de
Dios que vive y permanece para siempre" (1 Pedro 1:23). Somos
engendrados por Dios, somos nacidos de Dios. Somos hijos de Dios, herederos de
Dios y coherederos con Cristo.
Cuando decimos esto, no nos estamos magnificando a nosotros
mismos, estamos magnificando a Dios y lo que Él ha hecho por nosotros a través
del Señor Jesús. No nos hicimos nosotros mismos nuevas criaturas. Él es el
autor y consumador de nuestra fe. “Porque
somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras..."
(Efesios 2:10). Nosotros mismos no nos hicimos quienes y lo que somos, Dios lo
hizo.
Cuando una persona se achica a sí misma, en realidad está
achicando la misma hechura de Dios. Está criticando algo que el Señor ha hecho.
Debemos dejar de mirarnos desde un punto natural y mirarnos como Dios nos ve,
como creados en Cristo Jesús. El Padre no nos ve como cualquier otro nos ve, Él
nos ve en Cristo. Muchos cristianos son derrotados porque se ven a sí mismos
desde el punto de vista natural cuando podrían ser victoriosos mirándose a sí
mismos como Dios lo hace.
Un cristiano que estaba teniendo serios problemas en su vida me
dijo una vez: "Creo que estoy
pagando por la vida que viví antes de ser salvo. Fui tan pecador". Sin
embargo, cuando nacemos de nuevo, somos redimidos no solamente del pecado, sino
también de la paga del pecado. No tenemos que pagar por nuestros pecados porque
Cristo ya lo ha hecho por nosotros. Ni siquiera nos es posible pagar por ellos.
Muchas personas no saben la diferencia entre el
arrepentimiento y el hacer penitencia. Si los acusaras de seguir las enseñanzas
de cierta otra religión, lo negarían acaloradamente. Pero eso es exactamente lo
que están haciendo; están tratando de hacer penitencia por su vida pasada.
Cuando un hombre se arrepiente entonces Dios no tiene conocimiento
de que ese hombre haya hecho algo malo alguna vez. "Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mi mismo, y NO ME
ACORDARE DE TUS PECADOS" (Isaías 43:25). Si Dios no se acuerda, ¿por
qué debes hacerlo tú?
Si después de ser salvo un hombre tuviera que cosechar lo que
había sembrado como pecador, entonces tendría que ir al infierno al morir,
porque eso también es parte de la pena. Si va a cosechar cualquier parte de la
pena, va a cosecharla toda completa. Pero, somos redimidos no solo del, poder,
sino también de la paga del pecado. Jesús tomó nuestro lugar. El sufrió la paga
de nuestro pecado. Él nos ha capacitado para disfrutar de la herencia de los
santos en luz, como vimos en nuestra última lección.
Paso 4 – La Realidad De Nuestra Comunión Con El Padre
La razón principal de la redención es la comunión. "Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados
a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor" (1 Corintios 1:9).
Nota que fuimos llamados a "la
comunión con su Hijo”.
1 Juan 1:3-4,7: “Lo que
hemos visto y oído, eso anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión
con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo
Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido... Pero
si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la
sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”.
El honor más alto que el Señor nos ha conferido es el de
tener comunión con El, con Su Hijo, y con el Espíritu Santo en la realización
de su sueño de la redención de la raza humana. La relación sin comunión es una
cosa insípida. Es como un matrimonio sin amor o sin compañerismo. La comunión
es la madre de la fe. Es la madre del gozo. Es la fuente de la victoria. Y Él
nos ha llamado individualmente para tener comunión con su Hijo.
Si tenemos comunión con Él y andamos en luz, entonces la
oración se convierte en uno de los privilegios más dulces y grandiosos que
heredamos en Cristo. Al oír a algunas personas hablar, uno pensaría que la
oración es un trabajo penoso. Los oímos hablar de luchar y pelear; de tratar de
creer. Pero nunca ha sido un problema o una lucha para mí el orar. El orar
nunca me ha sacado algo, más bien ha puesto algo en mí. Yo a menudo oro cinco
horas o más al día.
El problema con la gente que tiene tal dificultad con la
oración es que en vez de dejar que el Espíritu Santo los ayude y ore a través
de ellos, están tratando de hacer todo por sí mismos, con su propia energía.
Naturalmente esto los va a extenuar. Dios quiere que vengamos al lugar de
descanso en El. "Porque en lengua de
tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo. A los cuales Él dijo:
Este es el reposo; dad reposo al cansado; y este es el refrigerio"
(Isaías 28:11-12). Podemos encontrar un tiempo de refrigerio en el Señor
mientras oramos en otras lenguas.
Paso 5 – La Realidad De La Autoridad Del Nombre De Jesús
Juan 14:13-14 dice: “Y
todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea
glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré”.
Supón que un hombre rico te diera un documento firmado
diciendo que te ha conferido el derecho para usar su nombre y así recibir
cualquier cosa que necesites para vivir cómodamente. Supón que ése fuera un
documento legal, dado ante testigos, por el cual cada una de tus necesidades
pudieran ser suplidas para el resto de tu vida. ¿Suena esto demasiado bueno
para ser verdad? ¡Lo más maravilloso de ello es que es verdad!
Dios nos ha hecho "apoderados"
para usar el nombre de Jesús para suplir toda necesidad; espiritual, física o
financiera. Él nos ha dado poder sobre las fuerzas satánicas. Él ha dicho que
"todo lo que pidiereis en mi nombre"
nos lo dará. Tenemos autoridad para usar su nombre. El hecho de que muchos no
lo hagan no es por falta de fe, sino por no saber cuáles son sus derechos
legales en Cristo. Debemos tomar el lugar de hijo o hija y aprovecharnos de
nuestros derechos como hijos de Dios. Debemos saber lo que nos pertenece y
hacer lo que la Palabra dice.
Texto Para Memorizar: "Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo
Jesucristo nuestro Señor" (1 Corintios 1:9).
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