Tú Puedes Tener Lo Que Dices
Textos Bíblicos: Marcos 11:23; Números 13:17-18, 25,
27-28,30-32; Números 14:6-9.
Verdad Central: No fueron los gigantes de la tierra
de Canaán los que mantuvieron a los israelitas afuera, sino los gigantes del
temor en sus corazones.
Nuestro texto para esta lección, Marcos 11:23, es uno que
hemos usado muchas veces en nuestra serie de estudios acerca de la fe, porque
en él vemos la "fórmula de la fe"
para mover cualquier montaña que se presente en nuestras vidas. Ya sea que tu
montaña particular sea enfermedad, seres queridos inconversos, dificultad
financiera o problemas familiares, puedes encontrar la solución en este
versículo de escritura.
Marcos 11:23 dice: “Porque
de cierto os digo, que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en
el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo
que diga le será hecho”.
La última frase de nuestro texto dice: “...lo que diga le será hecho". En
otras palabras, puedes tener lo que tú dices que puedes tener. Lo que dices es tu
fe hablando. Esto obra en una forma negativa así como en una forma positiva,
como vemos en la historia del Antiguo Testamento de los doce espías que fueron
enviados a Canaán a reconocer la tierra.
Un Reporte De Temor
Números 13:17-18,25,27-28,30-32 dice: “Los envió, pues, Moisés a reconocer la tierra de Canaán, diciéndoles:
Subid de aquí al Neguev, y subid al monte, y observad la tierra cómo es, y el
pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso... y volvieron
de reconocer la tierra al fin de cuarenta días... Y les contaron, diciendo:
Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye
leche y miel; y este es el fruto de ella. Mas el pueblo que habita aquella
tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos
allí a los hijos de Anac... Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de
Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos
nosotros que ellos. Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos
subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros.Y hablaron mal
entre los hijos de Israel de la tierra que habían reconocido, diciendo: La
tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores;
y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de gran estatura”.
De los doce espías que fueron a Canaán a reconocer la tierra,
solamente dos, Caleb y Josué eran hombres de fe y visión. Ellos dijeron: "Subamos luego, y tomemos posesión de ella,
porque más podremos nosotros que ellos".
Los otros diez regresaron con un reporte negativo, lleno de
temor de los gigantes de la tierra. La Biblia dice de su reporte, que "...hablaron mal..." ¿Por qué? Porque
era un reporte de duda y de temor. ¿Cuál es entonces un buen reporte? Un reporte
de fe.
Los diez espías temerosos eran la mayoría y el pueblo de
Israel aceptó el informe de la mayoría. Al hacerlo, ellos estaban diciendo que
no podrían tomar la tierra. Y obtuvieron exactamente lo que dijeron. Estos
espías y el resto de aquella generación de los israelitas, con excepción de
Josué y Caleb, nunca vieron la Tierra Prometida. Creyeron que no podrían
tomarla y no lo hicieron. Anduvieron en el desierto hasta que murieron. ¡Lo que
dijeron, sucedió!
El de ellos, es un ejemplo de fe al revés. Después de todo,
¡aun cuando dudas, estás creyendo algo! Estás creyendo en derrota. Estás
creyendo en lo incorrecto.
Siempre obtienes en tu vida aquello por lo que crees y lo que
dices. Si no lo que estás diciendo, entonces no debes decirlo, porque si continúas
diciendo algo durante un tiempo suficientemente largo, esas palabras
eventualmente se registrarán en tu espíritu. Y una vez que estén registradas en
tu espíritu, controlarán tu vida.
Un Reporte De Fe.
Números 14:6-9: “Y
Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido
la tierra, rompieron sus vestidos, y hablaron a toda la congregación de los
hijos de Israel, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es
tierra en gran manera buena. Si Jehová se agradare en nosotros, él nos llevará
a esta tierra y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. Por tanto, no
seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis el pueblo de esta tierra; porque
nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros
está Jehová; no los temáis”.
Nota el buen informe de Josué y Caleb. Su confianza estaba en
el Señor y sus corazones estaban llenos con la fe que Dios era capaz de
llevarlos a la tierra que les había prometido a sus padres. Dos veces en el
versículo nueve, ellos amonestaron a la gente para que no tuvieran temor. ¿Y
cuál fue el resultado de su informe de fe? ¡Ellos fueron los únicos dos hombres
de su generación que entraron a la Tierra Prometida! Tú puedes tener lo que
dices.
Muchas personas me preguntan por qué no se pueden sanar. Yo
siempre sonrío y le digo que ya han dicho que no pueden. Sus palabras les
delatan. Puedes ubicar a la gente por lo que dice.
Antes de orar por la gente, generalmente trato de que hagan
algún tipo de confesión de fe. Les pregunto si serán sanos cuando imponga mis
manos sobre ellos y ore. Si ellos contestan que esperan que sí, yo les digo que
no se sanarán, porque ellos están en esperanza y no en fe.
Otros hacen una confesión con alguna vacilación, pero esa
vacilación los derrota. Aquellos que tienen una pronta confesión llena de fe
reciben casi instantáneamente (Son las "pequeñas zorras las que dañan las viñas").
No es algo grande lo que impide que los hijos de Dios sean
sanos. No fueron los gigantes de la tierra de Canaán los que mantuvieron a los
hijos de Israel afuera. No fueron los gigantes los que los derrotaron. Si
hubieran sido los gigantes, éstos hubieran derrotado a Josué y Caleb también.
La gente se derrotó a sí misma por su propio pensamiento, su propia
incredulidad, su propia declaración de incredulidad.
No son los gigantes en la vida los que te derrotan. No son
las tormentas de la vida las que te derrotan. Si eres derrotado, es porque tú
mismo te has derrotado. Te has derrotado a ti mismo con el pensar erróneo. Te
has derrotado a ti mismo con el hablar erróneo. Tú puedes tener lo que digas.
Caleb y Josué dijeron que ellos eran capaces de vencer a los
gigantes. Después de cuarenta años de vagar en el desierto, y que toda la gente
de esa generación que habían aceptado el informe maligno de los diez espías se
murieron, Josué se convirtió en el líder de la gente, y él y Caleb los guiaron
a la victoria.
Cuando Caleb vino a Josué y dijo "Dame esta montaña", Josué miró hacia atrás varios años, y se
dio cuenta que su hablar correcto les había hecho ganar la victoria antes. Él
quería ubicar a Caleb, así que le preguntó si era capaz de tomar la montaña.
Josué quería oír su confesión de fe. Le dijo a Caleb que había gigantes en la
montaña. Pero Caleb, lleno de fe, dijo que él era capaz de tomarla; y lo hizo.
Muchas cosas pasan porque esperamos que pasen de cierta
manera. Pasan porque las creemos y las hablamos, hasta que suceden. Yo he
encontrado que esto es verdad en mi propia experiencia. Hace algún tiempo leí
acerca de un científico que dijo que cuando uno se envejece, las arterias del
cerebro no son tan suaves como cuando uno era joven; se van endureciendo
gradualmente. Había llegado al lugar donde no podía recordar cosas tan bien
como una vez lo hice. Seguí así por un tiempo hasta que me di cuenta que no
había necesidad de esto. La mente es parte de mi ser interior y espíritu, y
nunca se envejece. El mismo momento en que empecé a creer correctamente y a
hablar correctamente, pude citar todas las escrituras que siempre había sabido,
y mi memoria en realidad mejoró. Fallamos muchas veces porque nos preparamos a
perder. Nos disponemos a perder. Lo pensamos y lo creemos y entonces lo
hacemos. Como creyentes, sin embargo, no tenemos por qué hablar duda o derrota.
Texto Para Memorizar: "Porque de cierto os digo, que cualquiera que dijere a este monte:
Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será
hecho lo que dice, lo que diga le será hecho" (Marcos 11:23).
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