Acciones Que Corresponden Con La Fe
Textos Bíblicos: Santiago 2:14-22; Mateo 7:24-27.
Verdad Central: Las acciones de un hacedor de la
Palabra coinciden con su confesión.
Uno de los errores más grandes que muchos creyentes cometen
es confesar su fe en la Palabra de Dios y al mismo tiempo contradecir su
confesión con acciones incorrectas.
Decimos que estamos confiando en que Dios provee para
nuestras necesidades financieras, pero al mismo tiempo nos estamos preocupando
de cómo vamos a pagar nuestras cuentas. En un momento confesamos que la Palabra
de Dios es verdadera, y el minuto siguiente repudiamos todo lo que dijimos con
acciones incorrectas. Nuestras acciones tienen que corresponder con nuestro
creer, si hemos de recibir de Dios.
La Fe Hecha Perfecta
Santiago 2:14-22 dice: “Hermanos
míos, ¿de qué aprovecha si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá
la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen
necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en
paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el
cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en
sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin
tus obras y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno; bien
haces. También los demonios creen y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano,
que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham
nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe
actuó juntamente con sus obras y que la fe se perfeccionó por las obras?”.
La traducción de Weymouth de los versículos 14 y 22 dice:
"Hermanos míos, ¿de qué aprovechará
si un hombre profesa tener fe y, sin embargo, sus acciones no
corresponden?...Notas que su fe estaba cooperando con sus acciones, y por sus
acciones su fe fue perfeccionada".
Algunos han pensado que el libro de Santiago fue escrito
acerca de la salvación y dirigido al no creyente. Sin embargo, Santiago no
estaba escribiendo a los que no eran salvos, sino a los creyentes, él dijo:
"¿De qué aprovechará, HERMANOS
MIOS...". Él estaba escribiendo a sus hermanos y hermanas en Cristo,
señalando que la fe sin las correspondientes acciones no funcionará para ellos,
aunque sean creyentes.
Santiago también dijo: "Pero sed hacedores de la Palabra, y no tan solamente oidores,
engañándoos a vosotros mismos" (Santiago 1:22). Otra traducción dice: "...burlándoos a vosotros mismos".
Hay muchos que se engañan a sí mismos y le achacan sus
problemas al diablo o a algunos individuos, cuando realmente ellos se engañan a
sí mismos. Esto es porque ellos no son hacedores de la Palabra.
¡Las acciones de un hacedor de la Palabra coinciden con su
confesión!
Las Tormentas De La Vida
Mateo 7:24-27: “Cualquiera,
pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente,
que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron
vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada
sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le
compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y
descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplan vientos, y dieron con ímpetu contra
aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina”.
Las tormentas de la vida nos vienen a todos. Pueden ser
tormentas de enfermedad, dificultad financiera, problemas familiares, o
cualquier otra prueba. No son las tormentas de la vida las que nos derrotan,
sin embargo. Si las tormentas fueran las que nos derrotaran, derrotarían a todo
el mundo. No, es nuestra reacción a las tormentas lo que nos derrota.
Los vientos soplan y las inundaciones llegan pero aquel que es
un hacedor de la Palabra se aferrará a su confesión de fe, porque él sabe que
Dios no puede fallar. Si la enfermedad viene, se mantiene firme y rehúsa
aceptarla. Otros pueden ser derrotados con la misma prueba.
Aquellos que no son derrotados por las tormentas de la vida
actúan según la Palabra de Dios. Aquellos que son derrotados, pueden ser
verdaderamente salvos, pero sus acciones no corresponden con su fe.
El mismo viento y la misma tormenta vinieron contra las dos
casas de nuestro texto. La razón por la cual una fue destruida y la otra no, es
que el hombre sabio fue hacedor de la Palabra, y el insensato no.
Muchos profesan a Cristo y declaran que creen en la Biblia
desde Génesis hasta Apocalipsis, pero no son hacedores de la Palabra. Son
habladores de la Palabra. Eso es diferente.
Los "habladores"
han asentido mentalmente simplemente que la Palabra de Dios es verdad, pero no
les hace ningún bien, porque no la están haciendo suya. No están reclamando sus
promesas.
Confiar en Dios es Confiar en Su Palabra
La manera de hacer la Palabra de Dios tuya es actuando sobre
ella. Haz lo que ella dice. "Confía
en el Señor de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento"
(Proverbios 3:5).
No puedes confiar en el Señor sin confiar en Su Palabra. Dios
y Su Palabra son uno, así como tú y tu palabra son uno. Si tu palabra no puede
confiarse, entonces tú tampoco. Si la Palabra de Dios no sirve, El tampoco.
Pero Su Palabra es de confiar. El vigila sobre Su Palabra. “Entonces me dijo el Señor: Bien has visto; porque
yo apresuro mi Palabra para ponerla por obra" (Jeremías 1:12). Otra
versión lee: "Yo vigilo sobre mi
Palabra para ponerla por obra".
Si no tomas la Palabra y la haces tuya, Él no tiene nada para
poder usar para traer bien a tu vida. Él quiere que tengas lo que Su Palabra
promete. Pero si no actúas sobre Su Palabra, entonces Él no tiene nada con lo
que trabajar para traer bien a tu vida.
Cuando confío en la Palabra con todo mi corazón y dejo de
apoyarme en razonamientos humanos y dejo de mirar a la gente para recibir
liberación, entonces tengo acciones que corresponden con mi fe. Mis acciones
están en completa comunión con mi confesión de fe.
A algunos de nosotros nos ha costado mucho tiempo aprender
esto; y a otros les costará más tiempo porque han estado caminando en el camino
equivocado. Sus mentes están tan estancadas con razonamientos humanos que les
costará algún tiempo renovar sus mentes con la Palabra de Dios hasta que tengan
acciones que correspondan con su confesión de fe.
Hasta que haya acciones correspondientes, habrá continuo
fracaso en la vida. Yo puedo confesar y decir que Dios es la fortaleza de mi
vida, pero si al mismo tiempo continúo hablando acerca de mi debilidad y falta
de fe, seré derrotado porque no hay acción correspondiente. El acudir a métodos
humanos en vez de confiar en el Señor, trae confusión a mi espíritu. Trae
debilidad y derrota a mi vida. Solamente hay una cosa que podemos hacer: Volver
a la Palabra de Dios y actuar sobre ella.
Nuestro peor enemigo es la carne. La carne y el razonamiento
humano natural nos limitarán a nuestra propia habilidad. Vemos las
circunstancias, los problemas, las pruebas y tormentas y decimos que no
podemos. El lenguaje de la duda, la carne y los sentidos es: "No puedo, no tengo la habilidad, la oportunidad
o la fortaleza. Estoy limitado". Pero el lenguaje de la fe dice:
"Todo lo puedo en Cristo que me
fortalece" (Filipenses 4:13).
Pablo no dijo que podía hacerlo todo porque era un apóstol y
tenía poder especial o gracia. Él dijo: "Todo lo puedo en Cristo..." y nosotros tenemos el mismo acceso
a Cristo, Pablo dijo: "Por lo tanto,
si alguno está en Cristo nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí
todas son hechas nuevas" (2 Corintios 5:17). Tú eres una nueva
criatura en Cristo también. Cristo no le pertenece más a Pablo de lo que te
pertenece a ti.
El lenguaje de la fe dice: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Nuestro Padre me fortalece.
No puedo ser conquistado y no puedo ser derrotado".
Si vienen contra ti fuerzas naturales, no pueden derrotarte,
porque no hay suficientes fuerzas naturales en todo el mundo que puedan vencer
al Espíritu Santo que mora en ti. "Mayor
es El que está en ti que el que está en el mundo" (1 Juan 4:4). ¡Tú
eres fortalecido desde adentro!
Yo he aprendido como poner al que es Mayor a trabajar a mi
favor. No solamente soy nacido de Dios, copartícipe de Su amor, sino que mora
en mí el Espíritu de Aquel que levantó a Jesús de los muertos.
Yo tengo la sabiduría, la fuerza y la habilidad de Dios en
mí. Estoy aprendiendo a permitirle a esa sabiduría gobernar mi intelecto. Le
estoy permitiendo gobernar mi mente y hablar a través de mis labios. Me estoy
atreviendo a pensar los pensamientos de Dios después de Él. Me estoy atreviendo
a decir en presencia de todos mis enemigos: "Dios es mi habilidad". "Aderezas mesa delante de mí en
presencia de mis enemigos" (Salmo 23:5). "El Señor es la fortaleza de mi vida, ¿de quién temeré?" (Salmo
27:1). Dios me ha hecho mayor que mis enemigos. Dios me ha hecho aplastar el
cuello de la debilidad, el temor y la inhabilidad.
La fortaleza de Dios es mía. Yo no estoy confiando en mi
propia fortaleza porque la Biblia no dice ni una palabra acerca de ser fuerte
en mí mismo. Dice que Dios es mi fortaleza.
Hay tanta gente luchando y tratando de hacer algo por sí
solos. Se levantan a testificar y piden a todos que oren por ellos para poder
"resistir hasta el final".
Pero Dios no quiere que resistas así. Él quiere que le permitas hacerlo.
¡Envuélvete en las promesas de Dios!
Una vez oí la historia de un hombre que estaba caminando por
la vía del tren con un bulto en sus espaldas. Cuando llegó a una sección donde
estaban reparando la vía él pensó que el capataz le iba a decir que se saliera
de la vía férrea, así que le mostró el billete que tenía. El capataz le dijo
que ese boleto no le daba el derecho de caminar por la vía del tren.
Muchas personas son así, están en la vía correcta, pero
deberían estar viajando en tren en vez de ir caminando. También, deberían
registrar su equipaje porque no tienen por qué cargarlo. La Biblia dice: "Echando toda vuestra ansiedad sobre él
porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7).
Texto Para Memorizar: "Hermanos míos, ¿de qué aprovecha si alguno dice que tiene fe y no tiene
obras?" (Santiago 2:14).
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