Lección 9 – Lo Que
Significa Creer Con El Corazón (Parte 2)
Textos Bíblicos: 2 Corintios 5:1,6-8; Proverbios
3:5-7.
Verdad Central: Creer con todo el corazón es creer
con nuestro espíritu, creer independientemente de nuestra mente o nuestro
cuerpo.
Las cosas espirituales son tan reales como las cosas
materiales. Dios es una persona tan real como si tuviera cuerpo físico, aunque
no lo tiene. Él es Espíritu. Jesús tiene un cuerpo físico ahora, un cuerpo de
carne y hueso, pero no carne y sangre. Después de la resurrección, se apareció
a sus discípulos, y ellos pensaron que era un espíritu (o un fantasma). Jesús les
dijo. "...palpad y ved...porque un
espíritu no tiene carne ni huesos..." (Lucas 24:39).
En otra ocasión mientras Pedro y algunos de los otros
discípulos estaban pescando, ellos vieron a Jesús en la ribera. Él los llamó, y
ellos fueron donde estaba y comieron con Él el pescado que había cocinado en el
fuego. Así que Él tiene un cuerpo físico ahora, un cuerpo de carne y hueso,
resucitado. Y Jesús, quien está ahora en el cielo con su cuerpo físico, no es
más real que el Espíritu Santo o que Dios el Padre.
Observa que no decimos que Dios es
espíritu, pero sí que es un Espíritu. Algunos piensan que Dios es espíritu,
tomándolo como cierta influencia impersonal. Aunque decimos que Dios es un
Espíritu, eso no quiere decir que no tenga una figura o forma en el terreno
espiritual, porque sí lo tiene. Los ángeles son espíritus, aun así los ángeles
tienen forma o un cuerpo espiritual.
En una ocasión cuando los israelitas habían sido sitiados por
el ejército sirio, el sirviente del profeta Eliseo estaba lleno de temor al ver
las huestes enemigas de caballos y carros, rodeando la ciudad. Eliseo
simplemente le dijo: "No temas:
Porque los que están con nosotros son más que los que están con ellos. Y Eliseo
oró, y dijo, Señor abre sus ojos, para que él pueda ver. Y el Señor abrió los
ojos del joven y él vio: y, he aquí que el monte estaba lleno de gente de a
caballo y de carros de fuego alrededor de Eliseo". (2 Reyes 6:16-17).
Algunas veces, según Dios lo quiera, ángeles pueden tomar una forma en el
terreno material donde pueden ser vistos.
En Éxodo 33 leemos que Dios habló con Moisés "cara a cara" (versículo 11), aunque
Moisés no vio la cara de Dios porque había una nube. "No podrás ver mi rostro, porque no me verá hombre, y vivirá"
(v. 20). Entonces le dijo Dios a Moisés: "Y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña y te
cubriré con mi mano hasta que haya pasado. Después apartaré mi mano y verás mis
espaldas, mas no se verá mi rostro". Aunque Dios es un Espíritu,
nosotros sabemos que tiene rostro y manos; algún tipo de forma, Él no es menos
real por ser un Espíritu, de lo que sería si tuviera un cuerpo físico. Las
cosas espirituales son tan reales como las materiales.
2 Corintios 5:1,6-8 dice: “Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se
deshiciera, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna en
los cielos... Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que
estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor. (Porque por fe andamos, no
por vista). Pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y
presentes en el Señor”.
Cuando nuestro cuerpo es puesto en la tumba, todavía tenemos
un edificio de Dios, no hecho de manos y viviremos eternamente en los cielos.
¿Quién estará ausente del cuerpo? Nosotros; el hombre real, el hombre interior.
En 1 Pedro 3:4 nuestro espíritu es llamado "el interno, el del corazón". Aquí
vemos la palabra "corazón"
otra vez. El hombre interior, nuestro espíritu, es llamado el interno. Él es un
hombre del corazón, del espíritu. Es interno del hombre físico o natural. En
Romanos 7:22 el espíritu es llamado el "hombre interior" ("Porque
según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios"). Así que este
"hombre interior" cómo el
"hombre interno" nos dan la
definición de Dios del espíritu humano.
El hombre real es espíritu, tiene un cuerpo y un alma. Con su
espíritu hace contacto con el mundo espiritual. Con el alma hace contacto con
el área intelectual. No podemos hacer contacto con Dios con nuestra mente.
Tampoco podemos tener contacto con Dios con nuestro cuerpo. Podemos tener
contacto con Dios solamente con nuestro espíritu.
La Palabra De Dios – Llave Para La Fe Del Corazón
Cuando oímos la Palabra de Dios predicada, la oímos con
nuestra mente natural (Antes de ser cristianos, el Espíritu Santo, a través de
la Palabra, habló a nuestro corazón o nuestro espíritu). Leemos en 1 Corintios
2:14, “Pero el hombre natural no percibe
las cosas que son del Espíritu de Dios...". Una traducción dice:
"El hombre natural o la mente
natural no puede entender las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son
tontería. Tampoco puede saberlas porque son discernidas espiritualmente".
No entendemos la Biblia con la mente, la entendemos
espiritualmente. La entendemos con el espíritu o corazón. Esta es la razón por
la que podemos leer ciertos pasajes docenas de veces y no entender su
significado verdadero. Luego un día de repente vemos lo que Dios nos está
mostrando a través de Su Palabra. Es en ese momento que lo entendemos con el
corazón. Tenemos que tener la revelación de la Palabra de Dios en nuestro
corazón. Por eso, tenemos que depender del Espíritu de Dios para que nos abra y
nos descubra el velo de la Palabra.
Por lo tanto, creer con el corazón significa creer con el
espíritu. ¿Cómo es que nuestro espíritu alcanza fe que nuestro intelecto no
puede obtener? La respuesta es: a través de la Palabra. Cuando Jesús dijo:
"...No sólo de pan vivirá el hombre
sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios" (Mateo 4:4), estaba
hablando de alimento espiritual. El usó un término natural para enseñar un
pensamiento espiritual. Nuestros espíritus se llenan de seguridad y confianza a
medida que meditamos en la Palabra. La Palabra es el alimento del espíritu y de
la fe. La Palabra de Dios es el alimento que fortalece nuestros espíritus.
Creer con el corazón significa creer sin
tomar en cuenta lo que nuestro cuerpo físico nos pueda decir o lo que nuestros
sentidos físicos puedan indicar. Esto es porque el hombre físico cree lo que ve
con sus ojos físicos o lo que oye con sus oídos físicos, o lo que su sentir
físico le diga. Pero el espíritu, o corazón, cree en la Palabra sin prestar
atención a lo visto, oído o sentido.
Proverbios 3:5-7 dice: “Fíate
de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo
en todos tus caminos, y El enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia
opinión; teme a Jehová, y apártate del mal”.
La mayoría practica el versículo 5, pero lo hace al revés.
Ellos se fían de toda su prudencia y no se apoyan en su propio corazón.
Santiago 1:19 dice: "Todo hombre sea
pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse". Este es otro
versículo que estamos inclinados a practicar al revés. Somos prontos a hablar,
prontos para airarnos, pero tardos para escuchar.
Luego el versículo 6 en el pasaje de escritura mencionado
anteriormente dice: "No seas sabio
en tu propia opinión". En otras palabras: "No seas sabio con conocimiento humano natural, el cual te hará actuar
independientemente de la Palabra de Dios".
En el Nuevo Testamento encontramos la contraparte de esta escritura.
"Porque las armas de nuestra milicia
no son camales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,
derribando argumentos (razonamientos) y
toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo
todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Corintios 10:4-5).
Paz – Un Resultado De La Fe Del Corazón
Si queremos andar por fe, la Palabra debe estar por encima de
cualquier otra cosa. Y mientras confiamos en Dios con todo nuestro corazón, una
tranquilidad y paz vienen a nuestro espíritu. "Pero los que hemos creído entramos en el reposo...” (Hebreos 4:3).
"Y la paz de Dios, que sobrepasa
todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en
Cristo Jesús" (Filipenses 4:19). Sabemos en nuestro espíritu que todo
lo que necesitamos será suplido. No nos preocupamos. No tenemos ansiedad. Si
nos estamos preocupando, entonces no estamos creyendo. Nuestro corazón se llena
de valor al leer la Palabra. A medida que vamos meditando en esta Palabra,
nuestra seguridad se hace más profunda. Esta seguridad en nuestro espíritu es
independiente de nuestro razonamiento humano o evidencia física. Pero creer en
Dios con el corazón significa creer aparte de nuestro cuerpo.
La doctora Lilian Yeomans dijo: "Dios se deleita cuando Sus hijos atraviesan el doloroso vacío sin nada
más debajo de sus pies que la Palabra de Dios".
La razón por la que muchas personas son vencidas es que lo
aceptan. Pero la Palabra de Dios dice: "Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es
el que está en vosotros, que el que está en el mundo" (1 Juan 4:4). El
Espíritu Santo se levanta dentro de nosotros y sabemos que no podemos ser
vencidos. ¡Nosotros sabemos porque creemos!
Texto Para Memorizar: "Fíate de Jehová con todo tu
corazón y no te apoyes en tu propia prudencia" (Proverbios 3:5).
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