Lo Que Significa Creer Con El Corazón (Parte 1)
Textos Bíblicos: 1°Tesalonicenses 5:23; Romanos
12:1-2; Lucas 16:19-25.
Verdad Central: El hombre es un espíritu, tiene un alma y vive en un cuerpo.
Por años busqué una explicación satisfactoria de lo que
significa creer con el corazón. Leí en Marcos 11:23 donde dice: "Porque de cierto os digo que cualquiera que
dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en SU CORAZON,
sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho".
Romanos 10:10 también habla de creer con el corazón. "Porque CON EL CORAZON se cree para justicia...".
La palabra "corazón"
que es usada en estas escrituras no se refiere al órgano físico que hace
circular la sangre a través de nuestro cuerpo y nos mantiene vivos. Eso sería
creer en Dios con nuestro cuerpo. No podríamos creer con nuestro corazón físico
más de lo que podríamos creer con nuestra mano o nuestro dedo. La palabra
"corazón" es usada para
transmitir un pensamiento.
Nótese como usamos la palabra "corazón" hoy en día. Cuando hablamos del corazón de un árbol,
nos referimos al centro, el mismo núcleo. Cuando hablamos del corazón de un
tema, nos referimos a la parte más importante de ese tema, al mismo centro, la
parte principal alrededor de la cual gira el resto del tema. Y cuando Dios
habla del corazón del hombre, Él se está refiriendo a la parte principal de él,
al mismo centro de su ser, el cual es su espíritu.
El Hombre Es Un Espíritu
1 Tesalonicenses 5:23 dice: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser,
ESPIRITU, ALMA y CUERPO, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro
Señor Jesucristo”.
Los términos, "espíritu
del hombre" y "corazón del
hombre", son usados intercambiablemente en toda la Biblia. Sabemos que
el hombre es un espíritu porque es hecho a la imagen y semejanza de Dios, y
Jesús dijo: "Dios es Espíritu"
(Juan 4:24). Nuestros cuerpos físicos no son los que se asemejan a Dios, porque
la Biblia dice que Dios no es un hombre. Recuerda que hay un hombre interior y
un hombre exterior. El hombre es un espíritu, tiene un alma y vive en un
cuerpo. Pablo dijo en su carta a los Romanos: "Pues no es judío, el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la
que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo
interior, y la CIRCUNCISION ES LA DEL CORAZON, EN EL ESPIRITU, no en la letra;
la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios" (Romanos
2:28-29). Según este texto, el corazón es el espíritu.
Hablándole a Nicodemo, Jesús le dijo, “...Es necesario nacer de nuevo" (Juan
3:7). Nicodemo, siendo humano, sólo pudo pensar en lo natural, y por eso le preguntó:
"... ¿Cómo puede un hombre nacer de
nuevo siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez al vientre de su madre
y nacer?" (Versículo 4). Jesús le contestó "Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del
Espíritu, espíritu es" (versículo 6). El nuevo nacimiento es un
renacimiento del espíritu humano.
En el capítulo 4 del evangelio según San Juan también leemos
donde Jesús le dijo a la mujer en el pozo de Samaria: "Dios es Espíritu, y los que le adoraran, en
espíritu y en verdad es necesario que adoren" (Juan 4:24). No podemos
ponernos en contacto con Dios con nuestro cuerpo o con nuestra mente. Solamente
podemos tener contacto con Dios con nuestro espíritu.
1 Corintios 14:14 dice: "Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi
entendimiento queda sin fruto". El espíritu no es la mente. Algunas
personas creen erróneamente que la mente es el espíritu. Sin embargo, como lo
indica este versículo sabemos que cuando hablamos en lenguas, esto no viene de
nuestras mentes, o de nuestro propio pensar humano, sino de nuestro espíritu,
de lo más profundo de nuestro ser, del Espíritu Santo en nuestro interior.
Pablo siguió diciendo, "¿Qué, pues?
Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento..." (Versículo
15). En otras palabras, Pablo estaba diciendo que su espíritu era el verdadero
él.
El Hombre Interior
Pablo también dijo: "Por
tanto, no desmayamos, antes aunque este nuestro hombre exterior se va
desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día" (2 Corintios
4:16). Pablo señaló que hay un hombre exterior y un hombre interior. El hombre
exterior es el cuerpo. El hombre interior es el espíritu, y el espíritu tiene
un alma.
En 1 Corintios 9:27 Pablo dijo: "Sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que
habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado". Si
el cuerpo fuera el hombre real, Pablo hubiera dicho: "Yo me golpeo y me pongo en servidumbre". Él se refiere a su
cuerpo como "lo". "Yo" es el hombre de adentro, el
hombre interior que ha renacido. Con nuestro cuerpo hacemos algo: lo ponemos en
servidumbre. El hombre al que miramos no es el hombre verdadero, es solamente
la casa donde vivimos.
Ahora podemos entender más fácilmente los escritos de Pablo a
los santos en Roma:
Romanos 12:1-2 dice: “Así
que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros
cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto
racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la
renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena
voluntad de Dios, agradable y perfecta”.
En esta epístola Pablo no les estaba escribiendo a los
incrédulos sino a los creyentes. El dirige la carta de esta manera: "A todos los que estáis en Roma, amados de
Dios, llamados a ser santos..." (Romanos 1:7). Aunque estaba
escribiéndoles a hombres y mujeres nacidos de nuevo, él dijo que necesitaban
hacer algo con sus cuerpos y sus mentes. El nuevo nacimiento no es un
renacimiento del cuerpo humano sino un renacimiento del espíritu humano, y la
plenitud del Espíritu Santo no es una experiencia física sino una experiencia
espiritual.
Pablo dijo que tenemos que hacer algo con nuestros cuerpos
físicos. Tenemos que presentarlos a Dios en sacrificio vivo. Tenemos que
renovar nuestras mentes con la Palabra. Observa que esto es algo que nosotros
hacemos, no Dios. Dios da vida eterna. Nos ofrece Su Espíritu. Pero Dios no
hace nada con nuestro cuerpo. Si algo hay que hacer con nuestro cuerpo, tenemos
que hacerlo nosotros. La Palabra dice que tú debes ser "transformado por medio de la renovación de
tu entendimiento". Nuestras mentes son renovadas a través de la
Palabra de Dios.
Sabemos que el hombre es un espíritu, hecho a la imagen y
semejanza de Dios. Algunas personas creen que el hombre solamente es un animal.
Sin embargo, si eso fuera verdad, nos daría lo mismo matar a un hombre y
comérnoslo que matar a una vaca y comérnosla. El hombre tiene un cuerpo físico
en el que vive, pero no es un animal. Él es algo más que solamente una mente y
un cuerpo. Él es espíritu, alma y cuerpo. Él es un espíritu, tiene un alma y vive
en un cuerpo.
Los animales tienen almas, pero ellos no son espíritus. No
hay nada en ellos que sea como Dios. Dios tomó algo de sí mismo y lo puso en el
hombre. El hizo el cuerpo del hombre del polvo de la tierra, pero puso en las
fosas nasales del hombre el aliento de la vida. La palabra "aliento", significa en hebreo,
aliento o espíritu, y es traducido "Espíritu
Santo" muchas veces en el Antiguo Testamento. Dios es Espíritu, así
que tomó algo de sí mismo, lo cual es espíritu, y lo puso dentro del hombre.
Cuando hizo eso, el hombre se volvió alma viviente. No estaba vivo hasta
entonces, pero se volvió un alma viviente. Se volvió consciente de sí mismo
porque el cuerpo estaba muerto sin el espíritu.
El alma posee cualidades intelectuales y emocionales, y los
animales las tienen. Pero cuando sus cuerpos físicos mueren, están muertos.
Nuestras almas, nuestras cualidades intelectuales y emocionales, no están
basadas en lo físico, sino en el espíritu, y cuando el cuerpo muere ellas
todavía existen.
Lucas 16:19-25: “Había
un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día
banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba
echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas
que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.
Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de
Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el hades alzó sus ojos,
estando en tormento, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entones
él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro
para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy
atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: hijo, acuérdate que recibiste
tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado
aquí y tu atormentado”.
En este pasaje de escritura tenemos una ilustración vívida de
las tres partes del hombre – espíritu, alma y cuerpo. Observa que el versículo
22 dice, "...murió el mendigo, y fue
llevado por los ángeles al seno de Abraham". ¿Quién fue llevado? (El
mendigo. No su cuerpo, sino él) Su espíritu es la persona real. Su cuerpo fue
puesto en la sepultura, pero él estaba en "el seno de Abraham".
El hombre rico también murió, su cuerpo fue puesto en la
sepultura, pero “en el hades alzó sus
ojos". Aunque el cuerpo de Abraham había estado en la tumba por muchos
años, el hombre rico lo vio. También reconoció a Lázaro. Por lo tanto, en el
reino espiritual, el aspecto del hombre es muy similar al de esta vida. El
hombre rico le suplicó a Abraham: "Ten
misericordia de mí y envía a Lázaro, para que moje la punta de su dedo en agua,
y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham
dijo, hijo, recuerda...". El hombre es un espíritu, y tiene un alma.
Vemos en esta escritura que su alma está todavía intacta. Todavía puede
recordar. Tiene emociones. Estaba atormentado. Estaba preocupado por sus cinco
hermanos que aún vivían (versículos 27,28).
Dios es un espíritu. Él se volvió hombre, ya que Jesús era
Dios manifestado en la carne, viviendo en un cuerpo humano. Él tomó un cuerpo
físico y cuando lo hizo no fue menos Dios de lo que era antes.
Sabemos que el hombre deja su cuerpo físico cuando muere, y
cuando lo hace, no es menos hombre de lo que era cuando tenía su cuerpo físico,
como lo comprueba la historia del hombre rico y Lázaro.
No podemos conocer a Dios a través de nuestro conocimiento
humano, a través de nuestra mente. Dios solamente se revela al hombre a través
de su espíritu. Es el espíritu del hombre el que hace contacto con Dios, porque
Dios es un Espíritu.
Texto Para Memorizar: "Porque con el corazón se cree
para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación" (Romanos
10:10).
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