Lección 26
Cómo
Entrenar El Espíritu Humano
Textos Bíblicos: Josué 1:8; Santiago 1:22;
Proverbios 4:20-22.
Verdad Central: Dios usará nuestros propios
espíritus para guiamos.
Así como la mente humana puede ser educada y entrenada
intelectualmente, también el espíritu puede ser entrenado espiritualmente.
Puede ser edificado en tu espíritu al igual que en tu cuerpo. En esta lección
veremos las cuatro maneras por las cuales se puede alcanzar esto.
1. Meditando en la Palabra de Dios.
2. Practicando la Palabra de Dios.
3. Dándole a la Palabra de Dios el primer lugar.
4. Obedeciendo instantáneamente la voz de nuestro espíritu.
Aplicando estos cuatro principios a nuestra vida diaria,
podemos llegar a conocer la voluntad de Dios aun en los menores detalles de la
vida
Dios se comunica con nuestro espíritu y no con nuestras
facultades de razonamiento. Al obedecer instantáneamente a nuestro espíritu,
encontraremos que le estamos obedeciendo al Espíritu Santo. Dios dijo en Su
Palabra: "Lámpara de Jehová es el
espíritu del hombre, la cual escudriña lo más profundo del corazón"
(Proverbios 20:27). Esto significa que Dios usará nuestro propio espíritu para
guiarnos. El espíritu del hombre es la lámpara del Señor.
Regla 1 – Meditando en la Palabra de Dios
Josué 1:8 dice: “Nunca
se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche
meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está
escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien”.
Después de la muerte de Moisés, cuando Dios ungió a Josué
para guiar a los hijos de Israel, Dios le dijo al principio de su ministerio la
importancia de meditar en la Palabra. Otra traducción de la última frase de
Josué 1:8, citado anteriormente dice: "Tú
podrás tratar sabiamente en las cosas de la vida". Ciertamente, no
tendríamos éxito si no pudiéramos tratar sabiamente en las cosas de la vida.
Dios le dijo a Josué que meditara en la Palabra, y que si lo hacía, Dios haría
prosperar su camino y todo le saldría bien.
Los hombres y mujeres más profundamente espirituales que he
conocido son los que dedican tiempo a la meditación. Uno no puede desarrollar
sabiduría espiritual sin meditar en la Palabra de Dios.
Un pastor una vez me dijo que él había estado tratando de
hacer de su iglesia un éxito. Voló por todas partes de la nación visitando
muchas de las iglesias más grandes, estudiando sus métodos y tratando de
averiguar qué era lo que las hacía triunfar. Traía a su iglesia sus programas e
ideas, pero parecía que no funcionaban.
Después de oírme enseñar sobre la meditación en la Palabra de
Dios, decidió tratarlo. En vez de pedirle a Dios por nada, diariamente dedicaba
un tiempo para meditar en la Palabra de Dios. Después de treinta días, al final
de su sermón matinal del domingo, un gran número de almas acudieron al altar.
Más personas fueron salvas en ese culto, que las que habían sido salvas en los
últimos dos o tres años en esa iglesia. Su gente recibió un avivamiento y el
pastor empezó a tener buen éxito.
Su testimonio puede ser el de cualquier creyente que siga su
ejemplo y dedique tiempo a meditar en la Palabra de Dios. Enciérrate solo con
tu espíritu, y deja al mundo afuera. Si tienes ambiciones de hacer algo que
valga la pena, te sugiero que empieces tomando diez o quince minutos diariamente
para meditación. Comienza a desarrollar tu espíritu.
Regla 2 – Practicando la Palabra de Dios
Santiago 1:22: “Pero
sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros
mismos”.
El practicar la Palabra es lo que Santiago llamó ser un
"hacedor de la Palabra".
Algunas personas piensan que ser un hacedor de la Palabra es seguir los Diez
Mandamientos. Sin embargo, bajo el nuevo pacto tenemos un mandamiento; el
mandamiento del amor. Si amas a alguien, no le robarás. No dirás mentiras acerca
de él. Pablo dijo que el amor es el cumplimiento de la ley. Si andas en amor,
no quebrantarás ninguna ley que haya sido dada para restringir al pecado.
En este versículo, Santiago estaba incitando a los creyentes
a hacer primeramente lo que está escrito en las epístolas, a actuar en la
Palabra. Por ejemplo, Pablo les escribió a los Filipenses: “Por nada estéis afanosos, sino sean
conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con
acción de gracias" (Filipenses 4:6). La Versión Amplificada en inglés
dice: "No te preocupes ni tengas
ansiedad por nada. Sino que en todas las cosas deja que sean conocidas delante
de Dios tus peticiones por oración y mego, con acción de gracias".
Generalmente practicamos solamente parte de esto. No nos importa practicar la
parte que nos dice que oremos, pero si solamente practicamos una parte y no la
otra, no estamos practicando la Palabra. No somos hacedores de la Palabra.
Primero que nada, el Señor dijo que no nos preocupáramos. Si
vamos a preocuparnos y a tener ansiedades, entonces no nos hará ningún bien
hacer peticiones. Si Dios dijo que no nos preocupáramos, entonces esto quiere
decir que podemos abstenernos de hacerlo. Dios es un Dios justo y Él no nos va
a pedir que hagamos algo que no podamos hacer.
Hubo un tiempo en el que yo creía que podía hacer mis
peticiones conocidas delante de Dios, pero tenía dificultad en creer que no
podía dejar de preocuparme. Sin embargo, Dios dijo que no tenemos que
preocuparnos. Así que digo: "Yo rehúso
preocuparme o tener alguna ansiedad por cualquier cosa". Le traigo al
Señor mis peticiones, y luego le doy las gracias. Esto apacigua y pacifica el
espíritu preocupado que el diablo trata de que yo tenga. Si este malestar
interno persiste, simplemente regreso a este versículo y lo leo otra vez.
Continúo reclamándolo.
Si seguimos el consejo de Pablo y "no nos preocupamos ni tenemos ninguna ansiedad por nada",
podemos creer en Dios por la promesa del versículo que sigue: "Y la paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo
Jesús" (Filipenses 4:7). Mucha gente quiere lo que dice este versículo
siete, pero no quieren hacer lo que el versículo seis dice hacer para
alcanzarlo. Sin embargo, para recibir esta "paz...que sobrepasa todo entendimiento", tenemos que hacer lo
que dice el v.6. "Por nada estéis
afanosos; sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda
oración y ruego, con acción de gracias" (versículo 6).
"La paz de
Dios...fortificará y montará guardia", es la versión amplificada de
este versículo siete. Mantendrá guardia sobre tu corazón y sobre tu espíritu.
La educación de nuestros espíritus viene al practicar la
Palabra de Dios. ¿Puedes recibir los resultados y tener paz sin ser un hacedor
de la Palabra? No, realmente no podemos. Sé un hacedor de la Palabra y crecerás
espiritualmente.
Regla 3 – Dando el Primer Lugar a la Palabra
Proverbios 4:20-22 dice: “Hijo
mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten
de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las
hallan, y medicina a todo su cuerpo”.
Con tantas voces diferentes rodeándonos, es a menudo difícil
detenernos y oír la voz de la palabra de Dios. La familia y los amigos están
siempre listos para darnos sus opiniones y consejos. Sin embargo, parte
esencial del entrenamiento del hombre espiritual es aprender a escuchar lo que
la Palabra de Dios nos dice a nosotros. Es dar el primer lugar a la Palabra en
nuestras vidas.
En los versículos citados anteriormente, Dios nos dice que
hagamos tres cosas con Su Palabra: (1) Escucharla; (2) leerla; y (3)
memorizaría. En el versículo 20 leemos, "...inclina tu oído a mis razones". Siempre que la Biblia es leída
en voz alta; en la iglesia, en los devocionales familiares, el evangelio
radiado o televisado, dale especial atención a Sus palabras.
El versículo 21 nos dice: "No se aparten de tus ojos...". En otras palabras, dedica
tiempo a la lectura de la Palabra, permite que se meta dentro de tus
pensamientos y en tu corazón. Memorízala, como la segunda parte del versículo
21 dice: "...guárdalas en medio de
tu corazón".
Si hacemos estas tres cosas encontraremos que la Palabra de
Dios es "...vida a los que las
hallan, y medicina a todo su cuerpo" (versículo 22). Entraremos en una
vida más abundante en Cristo Jesús. Encontraremos sanidad física para nuestros
cuerpos. Todo lo que necesitamos hacer es darle a la Palabra de Dios el primer
lugar en nuestras vidas.
Regla 4 – Obedeciendo Instantáneamente a la Voz de Nuestro Espíritu
El espíritu humano tiene una voz. Nosotros le llamamos a esa
voz, la conciencia. Algunas veces se le llama intuición. O le llamamos una voz
interior que nos guía. Es nuestro espíritu hablándonos.
El espíritu de todos los hombres tiene una voz, ya sean
salvos o no. Pero el nuevo nacimiento es un renacer del espíritu humano. Tu
espíritu recibe información a medida que meditas en la Palabra de Dios. Aprende
a obedecer a tu espíritu.
Tu espíritu tiene la vida y la naturaleza de Dios en él,
porque el Espíritu Santo mora dentro de ti. El diablo no puede estar dándote la
información porque él no está en ti. Él está fuera de ti. Dios tiene que
comunicarse contigo a través de tu espíritu porque ahí es donde está. Tu
espíritu obtiene su información a través de él. Aprende a obedecer a tu
espíritu.
Algunos dicen que la conciencia no es una guía segura, pero
eso no es siempre cierto. La conciencia es una guía segura en el creyente lleno
del Espíritu Santo porque Dios está morando dentro de él. La conciencia del
creyente, la voz de su espíritu, se vuelve la voz de Dios. Dios le está
hablando. Pablo dijo que él obedecía a su conciencia (Hechos 23:1).
"Lámpara de Jehová
es el espíritu del hombre..." (Proverbios 20:27). Dios usará tu
espíritu para guiarte. Lo usará para alumbrarte. A medida que tu espíritu se
alimente y medite en la Palabra, se convertirá más y más en una guía segura;
está entrenado en la Palabra.
El Espíritu Santo habla un poquito diferente con aquellos de
nosotros que tenemos ciertos dones del ministerio. Pero como regla en las vidas
de los creyentes, la voz interior es la voz del espíritu hablando; no el
Espíritu Santo. El Espíritu Santo con frecuencia me habla acerca de otros, pero
nunca lo oigo para mi propio beneficio. El ministerio de un profeta no le es
dado a uno para su propio beneficio, sino para el beneficio de otros. Yo tengo
que recibir guía para mí mismo a través de mi propia voz interior.
Cuando aprendamos a oír la voz de nuestro espíritu,
llegaremos al lugar donde sabremos qué hacer en todas las fases de la vida. El
Señor nos guiará. "Reconócelo en
todos tus caminos, y él enderezará tus veredas" (Proverbios 3:6).
Texto Para Memorizar: "Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, la cual escudriña lo más
profundo del corazón" (Proverbios 20:27).
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